MARTÍNEZ MONTAÑÉS Y LA ESCUELA SEVILLANA DE ESCULTURA
SANTA ANA Y LA VIRGEN NIÑA

29/10/2019


 

 
     
     
Santa Ana y la Virgen Niña (Convento del Buen Suceso)

 

Se conservan en Sevilla dos interesantes grupos de Martínez Montañés que representan a Santa Ana con la Virgen Niña. El primero de ellos, realizado en madera de cedro policromada (146 cm la santa y 92 cm la Virgen), muestra a la santa conduciendo a María al templo para su presentación. La iconografía, recogida en los apócrifos, hace alusión a la promesa realizada por San Joaquín y Santa Ana, que eran estériles, pero a los que finalmente Dios les concedió una hija: María. Según la promesa, la niña es entregada por sus padres al Templo de Jerusalén, donde es recibida y bendecida por el sacerdote, que la sienta sobre la tercera grada del altar. María permanecería en el Templo hasta los doce años, donde es alimentada por un ángel.

Es obra de madurez de Martínez Montañés, que el 9 de octubre de 1632 recibía el encargo de tallar este grupo escultórico para presidir el retablo que don Francisco Bernardino Palacios tenía en el colegio carmelita de San Alberto, de donde procede también la imagen en madera policromada de San Alberto de Trapani o de Sicilia que se conserva en el Buen Suceso, la cual se halla atribuida a uno de los discípulos de Montañés, el escultor Alonso Álvarez de Albarrán; que en 1627, aproximadamente un año después de esculpir dicha figura, repetiría el mismo modelo en la efigie de piedra que preside todavía la portada principal del Colegio de San Alberto.

 

 
     
     
Santa Ana y la Virgen Niña (Convento del Buen Suceso)

 

Volviendo a la Santa Ana con la Virgen Niña, en 1893 el cardenal arzobispo Marcelo Spínola cedía ambas imágenes al convento del Buen Suceso, donde la Virgen Niña fue mutilada en 1931, reproduciéndola en 1945, a partir de los restos conservados, el escultor Rafael Barbero Medina, que también labró la Virgen del Carmen del retablo mayor y el Cristo crucificado que recibe culto en la epístola para reemplazar a otros destruidos en 1931. El conjunto preside un retablo barroco realizado en 1733 para el Buen Suceso por el entallador José Fernando de Medinilla, con el lienzo de los Desposorios de la Virgen en el ático, pintado por Domingo Martínez.

Ambas imágenes se entregaron en 1633. En la santa, cuyo rostro parece una versión madura de la popular Inmaculada "Cieguecita" de la catedral hispalense, Montañés ya empieza a mostrar algunos detalles propios del estilo barroco del que siempre quería huir, pero del que tomó ciertos elementos en la etapa final de su vida artística. Según Camón Aznar, es figura toda de la mano de Montañés, sin intervención alguna de los miembros que componían su taller. La primitiva imagen de la Virgen Niña tenía la túnica simple y de rasgos verticales, y al parecer, la utilizó como modelo Montañés en otras esculturas que realizó.

 

 
     
     
Santa Ana y la Virgen Niña (Convento del Buen Suceso)

 

En cuanto a la Santa Ana con la Virgen Niña del convento que lleva su nombre, representa el pasaje de la Educación de la Virgen, también conocido como Santa Ana Maestra. En este caso, la santa enseña a la Virgen a leer y a comprender el Antiguo Testamento. Aunque la tradición, como hemos visto anteriormente, quiso que María fuera separada de sus padres a la edad de tres años para entrar en el templo, los artistas como Montañés recrean a menudo a la joven Virgen con más años, como una joven princesa. Sucedió que la Niña, bajo la potestad de su madre, llegó a ser tan perfecta, que sublimó las virtudes de la propia Santa Ana.

Este grupo escultórico de Santa Ana, tallado también en cedro policromado (155 cm la santa y 130 cm la Virgen) proviene de la localidad onubense de Paterna del Campo, donde fue contratado con Martínez Montañés en 1627, aunque su conclusión no tuvo lugar hasta tres años después debido a una enfermedad del escultor. Santa Ana está en posición sedente presentando una evidente actitud dramática, frente a la de María que mantiene una actitud obediente y sumisa como la de un alumno que recibe las enseñanzas de su maestro. La Virgen presenta un rostro dulce, inteligente y con la serenidad propia de saber que está siendo instruida por su madre.

 

 
     
     
Santa Ana y la Virgen Niña (Convento del Buen Suceso)

 

Las figuras del convento sevillano de Santa Ana fueron colocadas en el retablo mayor del cenobio, que fue construido alrededor del año 1700 por manos anónimas y que se halla conformado también por la Virgen del Carmen que lo preside, obra del siglo XVIII, así como por las figuras de San José y San Joaquín, esposo y padre de María, respectivamente, y de los profetas Elías y Eliseo. La Virgen Niña es de bulto redondo, labrada en la parte trasera, mientras que Santa Ana está hueca por la espalda.

Como curiosidad, comentar que el cenobio femenino de Santa Ana está regido por monjas pertenecientes a la Orden de las Carmelitas Calzadas, mientras que la rama masculina de la congregación ocupa desde 1896 el convento del Buen Suceso, en origen iglesia hospitalaria llevada por los obregones. Antes de su cesión a los carmelitas calzados, el Buen Suceso era llevado por mercedarias procedentes del convento de la Asunción.

 

 
     
     
Santa Ana y la Virgen Niña (Convento de Santa Ana)

 

FUENTES

AA.VV. (coord. de PAREJA LÓPEZ, Enrique). Juan Martínez Montañés, serie "Grandes maestros andaluces", Sevilla, Tartessos, 2012, pp. 270-272 y 288-289.

MÂLE, Emile. El arte religioso de la Contrarreforma. Estudios sobre la iconografía del final del siglo XVI y de los siglos XVII y XVIII, Madrid, Encuentro, 2001, p. 326.

 

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