Cuenta la tradición que tan encantadora efigie, venerada en la capilla mayor de la Catedral de Segovia, perteneció a Fernando III, al que le servía de imagen del tipo sagrario en sus campañas dirigidas a la reconquista de España, siendo regalada posteriormente a la Catedral Vieja de la ciudad por Enrique IV.

La obra data del siglo XIII, con las cabezas y manos de marfil y el resto del cuerpo de madera policromada, recubierto de planchas de plata repujada en 1775 por Antonio Vendetti, quien también cubrió de plata el sillón de estilo renacentista sobre el que está sentada la Señora.

Recibe culto en un espléndido retablo neoclásico de mármoles en varios colores, diseñado por el famoso arquitecto Francisco Sabatini (1772-1775), con esculturas en madera pintada de blanco, labradas por Manuel Adeva Pacheco, y trabajos en plata y bronce, cincelados por el mencionado platero Vendetti.