ATRIBUTOS MARIANOS - LOS FRUTOS
VIRGEN DE LAS CEREZAS
23/05/2025
En la religión cristiana, el color de la cereza remite a la sangre derramada por Cristo en la cruz. Por esta razón, pueden verse algunas cerezas en la mesa de las representaciones de la Última Cena o de la Cena de Emaús. Con idéntico significado las encontramos en las pinturas que tienen por tema a la Virgen con el Niño Jesús, caso de la Virgen de las Cerezas de Tiziano que se conserva actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Es obra juvenil del artista, realizada en 1515 cuando empezaba a emprender temas más amplios y complejos. A lo anterior hay que sumar la fuerte influencia del arte de Giovanni Bellini, con figuras paralelas en primer plano y una cortina colgando detrás de María, si bien en este caso los personajes tienen mayor movimiento y realismo, y aparecen en una comunicación viva e íntima entre ellos. La cortina, roja y damasquinada en oro, forma una especie de telón de fondo de las medias figuras de la Virgen y el Niño, representadas entre los santos José y Zacarías. Este último abraza a San Juanito, que, sosteniendo el pergamino con la inscripción "ECCE AGNVS DEI", se asoma por el lateral derecho para embelesarse con la escena. Jesús se contonea en un parapeto ofreciendo cerezas a la Virgen, en referencia a la doctrina del pecado original y al citado color rojo de la sangre de la Pasión de Cristo. La composición triangular que forman Madre e Hijo simboliza la eternidad, la legitimidad y la armonía, y contrasta con la de los santos, que se yerguen verticalmente a ambos lados. Además, la Virgen y el Niño están idealizados, mientras que los santos son realistas. La pintura, cuyas medidas son 81,6 x 100,2 cm, también muestra influencias de Durero en el realismo inusualmente detallado de Zacarías y en la figura del San Juanito de la "Madonna del Lucherino", pintada en el año 1506 por el artista alemán en Venecia. Sin embargo, como hemos apuntado, Tiziano actualiza el tema con un mayor sentido de movimiento que anima a los personajes, que se ven a veces mirando hacia abajo o hacia arriba, y con el uso de colores brillantes y con cuerpo, en aras de la superación de la tonalidad. |
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FUENTES UZQUIZA RUIZ, Teodoro. Símbolos en el arte cristiano. Breve diccionario ilustrado, Buenos Aires, Sembrar Ediciones, 2012, p. 61. |
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