MAYO MARIANO 2013 - ESCULTURA CATALANA
VIRGEN DE LOS MARINEROS

Con información de Ignasi Domènech i Vives y Pep Pascual i Peris


 

 

La Piedad es sin duda una de las imágenes más impactantes de la iconografía cristiana. El tema, que no aparece en ningún pasaje de los Evangelios, ni siquiera en los Apócrifos -desvinculado, pues, de cualquier referencia textual-, es el resultado de querer mostrar la naturaleza humana de la Madre que, desconsoladamente y de forma íntima y solitaria, llora la injusta muerte de su Hijo. Desde el siglo XIV, la imagen de la Piedad representa un modelo devocional muy extendido, en el que María sostiene el cuerpo muerto de Jesús, antes de entregarlo a José de Arimatea y Nicodemo para depositarlo en el sepulcro. La Piedad puede considerarse el correspondiente figurativo al Stabat Mater musical, construido sobre un texto de gran eficacia emotiva -que ha sido atribuido al Papa Inocencio III y al monje franciscano Jacopone da Todi- escrito en el siglo XIII.

Pere Jou realizó esta obra en 1947 por encargo de la Congregació de la Mare de Déu dels Dolors, mediante una suscripción popular. Sabemos que ya trabajaba en ella en marzo y que la dio por acabada en septiembre. Para su elaboración la cofradía entregó al artista madera de pino de Flandes procedente de una vieja prensa situada delante de la playa de Sitges, "un vetusto lagar suburense", tal y como aparece en El Eco de Sitges de aquel año. A buen seguro se trata de una prensa de vino que se encontraba en Can Falç, cuyo propietario era amigo del escultor. Sin embargo, los rostros de la Virgen y del Cristo son de madera de tilo, con menos vetas que la de pino y más adecuada para la realización de detalles. Acabadas las obras de embellecimiento de la capilla donde se tenía que situar dentro de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé y Santa Tecla -iniciadas en enero de 1948-, la imagen, ya situada en su lugar definitivo, fue bendecida el 22 de febrero de dicho año.

Podemos situar esta obra, más conocida en Sitges (Barcelona) como la Virgen de los Marineros (Mare de Déu dels Mariners), dentro de la madurez artística y vital de Pere Jou. En su ejecución, el escultor muestra un excelente nivel en el arte de la talla de madera. Este oficio, que ya había practicado desde joven, es aquí puesto al servicio de una obra de importantes dimensiones y compleja fuerza estructural. La escultura está compuesta por una base de forma rectangular, donde se adhieren tres grandes bloques de madera; a partir de estos, hay varias partes añadidas, como las manos de la Virgen o el brazo derecho de Jesús. Dos años antes, Pere Jou había realizado las tres imágenes de santos franciscanos para la Iglesia de los Capuchinos de Sarriá (Barcelona); una de ellas, la de San Antonio de Padua, mide casi 2 metros de altura.

La Mare de Déu dels Mariners muestra las calidades de tallista del autor, nada común entre los escultores de su tiempo, que raramente practicaban la talla directa, compleja técnica relacionada con la madera que casi había desaparecido. La gran tradición hispánica de la escultura renacentista, barroca y neoclásica que Pere Jou conocía muy bien, había dado hacía tiempo la producción de imaginería con pasta de madera o escayola, como la de la famosa y prolífica manufactura de Olot; por este motivo, dentro del gran número de imágenes para el culto que se realizaron en Cataluña después de la Guerra Civil, la Piedad sitgetana, de gran calidad y ambición, constituye un caso muy original dentro del panorama artístico catalán de su época.

Fue restaurada entre 2012 y 2013 en los talleres de los Museos de Sitges, bajo la dirección de Pep Pascual. Su presencia anual en la procesión del Viernes Santo y su exposición a los agentes climáticos y a los factores biológicos habían causado importantes daños en la obra. Las principales causas ambientales que la han afectado son las fluctuaciones de temperatura y humedad, la presencia de polvo en el ambiente y el efecto de elementos circunstanciales, como cirios que han oscurecido la policromía. Debido a estas causas ambientales, presentaba fisuras y grietas, un ennegrecimiento de la policromía y los dorados, y manchas de cera situadas principalmente en la base. En cuanto a los motivos biológicos, presentaba también en su base un leve ataque de insectos xilófagos (carcoma). Como última causa del deterioro, hay que destacar la actividad humana con la incorporación de clavos en la base, una puntual pero importante abrasión y desgaste de la policromía, derivada de limpiezas demasiado agresivas, y la presencia de pequeñas pérdidas y tachaduras.

El proceso de restauración de la Virgen supuso un importante trabajo de documentación fotográfica y la elaboración de un informe de restauración. En cuanto a la intervención propiamente dicha, en primer lugar se llevó a cabo una consolidación de las pérdidas y las fisuras, para continuar con la desinfección a partir de la inyección del insecticida adecuado. A continuación, se adhirieron las partes fragmentadas. El siguiente paso, el más largo en cuanto a duración, fue la limpieza de la policromía y de los dorados. Posteriormente, se efectuaron reintegraciones para nivelar las pérdidas con la capa original y, después del secado pertinente, se procedió a la reintegración pictórica de las partes rehechas. Para acabar, se aplicó una nueva capa de barniz para proteger y unificar la totalidad de la escultura. Volvió a su retablo el pasado 22 de febrero.

Pere Jou i Francisco (Barcelona, 1891 - Sitges, 1964) estudió en la Escuela de la Llotja, donde fue discípulo de Venanci Vallmitjana y Pau Gargallo, colaborando con este último en la decoración del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, comentada en nuestra anterior entrega. Fue muy activo en la ciudad de Sitges, donde tenía vínculos familiares. De sus primeras obras hay que destacar los capiteles de Palau Maricel de Sitges, encargados por Miquel Utrillo, o la placa conmemorativa de la inauguración del Museu Cau Ferrat.

Gran parte de la producción artística de Pere Jou se centró en la escultura aplicada a la arquitectura, como por ejemplo el escudo de la Casa de Correos de Barcelona, realizado en 1919, o la decoración del Pabellón de la Ciutat de la Exposición Internacional de 1929. Fue profesor de la Escuela Massana durante veinte años. Trabajó también en el extranjero, realizando la decoración de la Iglesia de Newport en Nueva York (1923).

 

 

Fotografías de www.visitsitges.com/ca

 

FUENTES: A.A.V.V. (dirección de José Manuel Infiesta) Un Segle de Escultura Catalana, Barcelona, 2013, p. 196.

 

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