MAYO MARIANO 2008 - LA DIVINA PASTORA
CÁDIZ

Jesús Manuel Sánchez Pavón


 

 

La devoción por la Divina Pastora nace en Cádiz entre los años 1732 y 1734 durante la estancia en la ciudad del miembro de la Orden de los Capuchinos Fray Isidoro de Sevilla. El religioso funda la Hermandad el 17 de Noviembre de 1733, efectuándose en aquellos años el Santo Rosario organizado por el misionero capuchino y las religiosas del Convento de Santa María.

La Divina Pastora de las Almas de Cádiz es una talla de candelero atribuida por los investigadores al reconocido escultor e imaginero José Montes de Oca, gubiada hacia 1730, y restaurada en 1990 por el prolífico imaginero gaditano Luis Enrique González Rey. Se trata de una obra que pudo ejecutar el artista durante su breve estancia en la ciudad, facturando en esta etapa una importante producción: es muy reconocida la imaginería del retablo mayor de la Parroquia de San Lorenzo; el altorrelieve Adoración de los Reyes Magos o la imaginería del retablo de la Anunciación, ambas obras en el Oratorio de San Felipe Neri, sin olvidarnos de dos de sus grandes trabajos, el Ecce Homo de la Iglesia de San Pablo o la Virgen de los Dolores, titular de la Orden Tercera de Servitas, imagen que ocupa la hornacina de la fachada de la Iglesia Parroquial de San Lorenzo.

El retablo en el que se venera fue encargado a Julián Ximénez en 1735 y no fue concluido hasta el año 1754. Ximénez, retablista y escultor, fue uno de los más aventajados seguidores de Benito de Hita y Castillo, autor de las esculturas del retablo de la Pastora gaditana, hasta el punto de que obras de su mano, como la Virgen de los Remedios de la Universidad de Sevilla (1762), fueron adjudicadas al maestro. A diferencia de lo usual en la época, Hita personaliza las figuras del retablo y procura conferir entidad escultórica a las imágenes de San José, San Francisco de Paula, San Miguel, San Antonio, San Bernardino, San Servando y San Germán.

Otras piezas destacables en la Capilla de la Divina Pastora son la Cruz de Guía y el Simpecado de la Archicofradía, éste último, de excelente factura, con talla también de Hita y Castillo, escultor del que se tienen datos acerca de la relación gremial con el propio Montes de Oca.

Para finalizar, y a modo de reivindicación, comentar que la corporación pastoreña, que ostenta el título de Archicofradía, está sumida -que no extinguida-, desde los años 60 del pasado siglo XX, en un letargo del que debiera salir auspiciada por cofrades animosos.

 

Fotografía de Andrés Quijano de Benito

 

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