MAYO MARIANO 2008 - LA DIVINA PASTORA
GALAROZA (HUELVA)

Juan Miguel González Gómez


 

La Divina Pastora de Galaroza es una de las versiones más vistosas del tema que historiamos. Está sentada en un risco con grácil compostura, sosteniendo sobre su regazo al Niño Jesús. Madre e Hijo visten con refinado gusto y exquisita adecuación a la estética del momento. María, conforme al modelo iconográfico impuesto, luce áureo traje con estampación floral multicolor, pelliza y manto azul con ancha fimbria dorada.

La nota de mayor colorido del conjunto la proporciona el sombrero femenino, realizado en palma y decorado con florecillas silvestres de tonos azules, rojos, blancos, amarillos, etcétera. El rostro, bellísimo, muestra una impecable corrección formal. Su expresión de dulce misticismo, mueve y conmueve al espectador.

Especial atención reclama el pequeño Jesús que introduce, a su vez, otra novedad iconográfica, implantada en tiempos de Fray Diego José de Cádiz. El Niño, de movida actitud, se abre la túnica por el pecho para mostrar su corazón a la oveja que asciende para besarlo. No se sabe si este sugerente detalle fue introducido por el escultor, Cristóbal Ramos, en esta obra, o por el grabador italiano Mannelli. Completa el grupo otras dos ovejitas más; una es acariciada por la Virgen, con auténtico mimo; y la otra reposa plácidamente a sus plantas.

Tan deliciosa, seductora y sentida imagen puede ser, según apunta Fray Juan Bautista de Ardales, la que realizó Cristóbal Ramos para el Convento de Capuchinos de Sevilla en el año 1797. Sea como fuere, lo cierto es que la devoción a la Divina Pastora en Galaroza es bastante antigua, pues en 1729 ya se daba el título de Pastora de las Almas a la imagen de Nuestra Señora del Rosario.

 

FUENTES: CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús y Juan Miguel
GONZÁLEZ GÓMEZ, Catálogo de la exposición Ave María, Cajasur, 2002.

 

Fotografía de Pedro Feria

 

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