MAYO MARIANO 2008 - LA DIVINA PASTORA
MOTRIL (GRANADA)

Domingo López Fernández. Con fotografías de Noelia López Bermejo


 

 

Corría el año de 1746 cuando la venerable Orden Tercera de Capuchinos de Motril (Granada) concierta la hechura de su Patrona “La Divina Pastora de las Almas a sus expensas, y cuidado y solicitud”. La talla fue encargada a un reputado escultor malagueño, Fernando Ortiz, quizás el mas relevante imaginero del siglo XVIII en aquella antigua capital del Reino de Granada. Ortiz gozaba en esos años de una bien ganada fama de artista, y de su reputación da idea el que gran parte de sus obras hayan podido ser atribuidas al granadino Pedro de Mena o al insigne maestro Nicolás Salzillo. Aunque nacido en Málaga (1716-1717), sus raíces le ligan al litoral granadino, puesto que su padre, Diego Ortiz, era natural de la villa de Albuñol. La imagen de la Divina Pastora sería ultimada en el taller que el artista tenía establecido en la Plaza de la Alcazaba -junto a la Iglesia del Sagrario- y es su primera obra datada documentalmente. Se trata de una talla de medio busto que representa una de las advocaciones que mayor difusión adquiere en este siglo. Un rostro angelical y una tenue sonrisa embozada en la faz, le conferirá ese aire de bondad y ternura para despertar vivos sentimientos de amor y pasión entre los fieles.

Desde los primeros instantes la imagen de la Divina Pastora consiguió atraer la piedad y la devoción de los motrileños. Afirmaban los Capuchinos en sus libros de memorias que “esta Divina Princesa y Titular nuestra era deseada con las maiores veras no solo de esta venerable Orden, sino también de todos los vecinos de esta nobilísima ciudad y lugares cincumbecinos, pues aun antes de darse a el publico esta Divina Señora expliaba con sus grandes prodigios su misericordia divina”.

Terminada la talla y comunicada la buena nueva a los frailes Capuchinos, se dispuso su entrega, marchando hasta Málaga el Padre Félix Leonardo de Verja -comisario de la Orden- para efectuar el traslado. La imagen llegaría hasta Motril a bordo de una embarcación en la mañana del día 24 de abril de 1747. Con gran expectación se produjo su arribada en la ensenada del Varadero, siendo muchos los hermanos terceros que acudieron a la playa para recibir con alabanzas a su amantísima Madre. En procesión y acompañada de numerosos vecinos, sería llevada hasta la casa del Licenciado Joseph Ruiz Cubero, preclaro bienhechor de la Orden. En este lugar permanecería por espacio de un año y treinta y siete días, tiempo en el que la capilla que se le estaba erigiendo en la Iglesia de Capuchinos quedaría definitivamente concluida. El licenciado Cubero, en unión de sus hermanas Francisca y Mariana, movidos por su devoción, costearán con sus limosnas los gastos de la obra y el primer vestido confeccionado en tela blanca y flores de oro que se le ofrendó a la Virgen.

 

 

El día 31 de Mayo 1748, la imagen, ataviada con su lujoso traje y ricas alhajas, sería trasladada hasta el Convento de las Nazarenas. Dos días después, y en procesión votiva, fue conducida hasta el convento de Capuchinos “con toda solemnidad que esta ciudad fue posible”. En un emotivo acto, le fue consagrada la capilla, interviniendo con elocuentes palabras Fray Manuel María de Málaga, lector actual de filosofía. A lo largo de nueve dias y al atardecer, le fueron concebidas sus novenas, estando de manifiesto su Divina Majestad, mientras la Imagen de la Divina Pastora permanecía en el altar Mayor de la Iglesia. Tras este ceremonial, la efigie seria sacada en procesión junto al Santísimo Sacramento y las insignias de San Francisco y San Fidel. De vuelta a su Iglesia, La Divina Pastora ocuparía definitivamente y por primera vez en su historia la capilla principal de la Iglesia de Capuchinos.

En el mes de octubre de 1936, la Real e Ilustre Hermandad de la Divina Pastora quedó disuelta por propia iniciativa de sus asociados. La Iglesia de Capuchinos sería asaltada por un grupo de exaltados que destruyeron toda su imaginería, desmantelando su retablo y robando los ornamentos y las alhajas de la que fue su Patrona. Terminada la guerra se iniciaría la reconstrucción del templo, dado que su estructura y en particular su techumbre había quedado seriamente dañada en el mes de febrero de 1937 tras un bombardeo de las fuerzas republicanas. Las obras de acondicionamiento concluirían oficialmente el 19 de Marzo de 1943, fecha en que la Iglesia de Capuchinos fue abierta nuevamente al culto con una Solemne Función Religiosa. La imagen de la Virgen, que hasta el mismo momento de la ocupación en Motril por la tropas nacionales se creía desaparecida, fue hallada con grandes desperfectos en su rostro y policromía. Su restauración sería encargada al escultor granadino Domingo Sánchez Mesa, que minuciosamente reconstruyó los planos deteriorados, añadiéndole además el entramado del cuerpo del que antes carecía. El imaginero cobró por este trabajo 1.200 pesetas, quedando incluida en este precio la talla de dos borregos que procesionarían junto a la Titular. Este mismo escultor, años mas tarde, realizaría por encargo de la Hermandad los dos ángeles que sostienen la corona de la Virgen en ademán de colocarla sobre su cabeza.

El hallazgo de la imagen devolvería la ilusión a los antiguos asociados que se plantean la reorganización de la Hermandad en el año 1943. La corporación de la Divina Pastora reiniciaba así su andadura con grandes proyectos y enormes ganas de trabajar para su Patrona. A sus expensas sería reconstruido el camarín de la Virgen, que fue ejecutado por el artista local Miguel Cruz, y se efectuó la donación de una báculo a la Titular. La imagen de la Divina Pastora, felizmente restaurada por Domingo Sanchez Mesa, era restituida a su Iglesia y podía volver a recorrer las calles de este populoso barrio de Capuchinos en ese memorable tercer domingo de octubre.

 

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