LA OBRA DE ANTONIO LEÓN ORTEGA (VIII)
VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS (HUELVA)

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

Interesante grupo escultórico de talla completa y aires levantinos, labrado por el escultor e imaginero ayamontino Antonio León Ortega en 1958. Representa, como su propia advocación indica, a la Virgen sentada a los pies de la cruz, de la que pende el sudario, con el cuerpo inerte del Hijo entre sus rodillas.

La composición, cercana a las obras del escultor valenciano Ignacio Pinazo Martínez (1883-1970), recuerda también el majestuoso grupo de La Piedad que se venera en la Capilla Mayor de la Catedral de París. La figura de María aparece con la cabeza ladeada hacia la derecha y elevando la mirada hacia el lado izquierdo, en desconsolado gesto. La mascarilla de la imagen, al igual que el cuerpo del Cristo Yacente y la Cruz de Guía que forma parte del cortejo de su cofradía, pertenece al mismo tronco de ciprés.

El maduro rostro de la Dolorosa muestra los ojos de cristal, pestañas pintadas en la madera -siguiendo el característico trazo negro del escultor ayamontino-, recta nariz, mentón prominente y boca entreabierta en actitud de súplica, permitiendo ver en su interior los dientes superiores tallados. No lleva lágrimas. Las manos se muestran extendidas y los brazos, abiertos en señal de emitir un desgarrado lamento al Padre. Aparece cubierta con toca blanca, túnica roja y manto de color azul, enriquecidos con motivos dorados.

Respecto a la imagen de Cristo, desplomada sobre el regazo materno con la cabeza reposando en la rodilla izquierda de la Virgen, posee larga cabellera lisa y pegada al cráneo que baja sobre el hombro derecho y flanquea el alargado rostro. El demacrado semblante presenta la frente surcada por hilos de sangre que brotan de las heridas producidas por la corona de espinas, de la cual carece esta hechura. Tiene los ojos cerrados, las cejas ligeramente fruncidas, conservando el rictus de dolor, las mejillas lívidas, la nariz recta y los labios entreabiertos por los que asoman los dientes. La barba es bífida y corta.

 

 

El cuello de Jesús muestra remarcados los tendones laterales y el hundimiento en la zona central por lo forzado de la postura. Su tórax es enjuto y el abdomen se halla hundido, resaltándose las costillas. El brazo derecho reposa sobre el muslo, mientras que las piernas, flexionadas por la postura adoptada en el madero, aparecen superpuestas y caídas hacia el lado derecho. Las manos están entreabiertas. El sudario, escueto, se dispone a modo de sencilla banda horizontal que cubre su desnudez. Las carnaciones son más aceitunadas que las de la Virgen, concentrándose los efectos sanguíneos en la frente, costado derecho y heridas de los clavos. 

El grupo escultórico de Nuestra Señora de las Angustias, restaurado por Jesús Mendoza Ponce en el año 1995, sustituye a un espléndido simulacro del artista vasco Francisco de la Gándara que fue destrozado en los disturbios ocurridos en la Parroquia Mayor de San Pedro en el año 1936.

Es titular de la Hermandad del Santo Entierro de Huelva, para la que Antonio León Ortega también llevó a cabo la imagen de candelero de la Virgen de la Soledad -remodelada en 1970 por el escultor sevillano Luis Álvarez Duarte-, así como el cuerpo y la nueva policromía del Cristo Yacente, ya que la cabeza, probable obra del siglo XVIII, se salvó del saqueo del templo.

 

Fotografías de Sergio Cabaco

 

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