LA OBRA DE ANTONIO CASTILLO LASTRUCCI (XIV)
DESCENDIMIENTO (BADAJOZ)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Antonio Castillo Lastrucci aprovechó bien la monumentalidad y el juego de planos propios de los grupos del Descendimiento de la Cruz para llevar a cabo un imponente conjunto procesional de madera policromada para Badajoz, planteado para ser contemplado por el espectador desde diferentes puntos de vista, que constituye una de sus composiciones escultóricas más ambiciosas.

Realizado en el año 1944, el Descendimiento está compuesto por las imágenes en talla completa de Jesús, los Santos Varones, San Juan Evangelista y una Dolorosa titulada María Santísima de la Piedad. El Discípulo Amado, José de Arimatea y Nicodemo -subido en una escalera- descienden el cuerpo destrozado del Maestro, mientras María, desolada, se dispone a recogerlo en su regazo.

Todas las figuras son de corte naturalista y presentan un marcado abatimiento en sus rostros, a excepción de la imagen de Nicodemo, más atento en la complicada tarea de desclavar con cuidado el cadáver del madero. Pese al fallecimiento, el rictus dolorido se extiende a la devota efigie de Cristo, que aún parece lamentarse ante los tormentos infligidos por los verdugos.

La grandiosidad del simulacro se manifiesta en la manera en que todas las esculturas llenan el espacio del canasto sobre el que desfilan, estableciendo un abrumador acercamiento del público con el dolor por la muerte de Cristo, resuelto con brillantez tanto por la estudiada caracterización de cada uno de los participantes en la escena, como por la sabiduría que demuestra el autor a la hora de coordinar el cromatismo de los paños, cuyos minuciosos pliegues y vueltas acentúan el efecto claroscurista tan del gusto del barroco y el neobarroco.

Se sabe que fue encargado a Castillo Lastrucci por Luis Martín Illescas, hermano fundador de la Cofradía del Cristo del Descendimiento y amigo personal del imaginero sevillano, quien cobró por su trabajo para la corporación pacense la suma aproximada de 30.000 pesetas.

Nuestra Señora de la Esperanza (1945), titular mariana de la cofradía que desfila en paso de palio, también fue tallada por Castillo Lastrucci. Se trata de una Dolorosa de vestir que continúa el típico prototipo castizo del autor y posee notables analogías con la sevillana Virgen del Rocío, después de su remodelación por el propio Castillo Lastrucci y antes de ser transformada por Francisco Buiza Fernández.

 

 

Fotografías de Pedro Bote Castellano

 

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