MES DE JUNIO
CRISTO YACENTE

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

En el ámbito penitencial andaluz, pese a denominarse Cofradías del Santo Entierro de Cristo, son excepcionales las que procesionan el pasaje evangélico en que Los Santos Varones depositan el cuerpo inerte de Jesús en el sepulcro. Título y conjunto escultórico suelen ir de la mano con mayor frecuencia en tierras castellanas y murcianas, añadiendo en numerosos casos el resto de las figuras del Duelo a las de José de Arimatea y Nicodemo, y reservándose más la presencia del Cristo Yacente a las Cofradías advocadas del Santo Sepulcro, llegando incluso a contar con orden propia de caballeros para su custodia en el caso de Toledo.

La identificación en Andalucía del Entierro de Cristo con el momento posterior en que yace en el sepulcro sellado toma diversas interpretaciones a la hora de figurar en el cortejo. La más usual es la urna, acristalada o no, muy difundida por la estética del barroco. También suele ser frecuente la colocación de la imagen sobre una losa de madera imitando piedra o granito, caso de la efigie que estudiamos, e incluso su aparición sobre un catafalco propio de las exequias funerarias de nobles personajes, tal y como podemos observar en Málaga. Hasta 1936, la Cofradía del Santo Entierro de Huelva sacaba a la calle la talla del Cristo Yacente escenificando el pasaje del Traslado al Sepulcro.

La imagen del Cristo Yacente de Cuenca, titular de la Hermandad del Sepulcro y Soledad, pertenece al grupo de imágenes que se hallan situadas sobre una losa desnuda, reemplazándose incluso el almohadón propio de las urnas por un montículo de la gruta tallado en el mismo bloque, lo que acentua considerablemente el dramatismo de la composición al tiempo que facilita al espectador la visión frontal de la misma. Fue labrado por el interesante escultor conquense Luis Marco Pérez (1896-1983) en el año 1943.

 

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