La imagen, pese a portar actualmente los atributos del pasaje de La Burla -clámide púrpura, corona de espinas y caña a modo de cetro-, representa en realidad a Jesús en el Calvario, sentado sobre una peña y esperando a que concluyan los preparativos de su Crucifixión.

El origen de tan piadosa iconografía se encuentra en los grabados de La Pasión del pintor flamenco Alberto Durero, realizados entre los años 1510 y 1511. El simulacro adopta dos variantes: Cristo clamando angustiado al cielo y con las manos entrecruzadas, en actitud orante -caso, por ejemplo, del titular de la sevillana Cofradía de la Estrella o del Ecce Homo de Galaroza (Huelva)-, o bien representado afligido y meditabundo, con la mano derecha apoyada lánguidamente sobre su mejilla, expresando el abatimiento físico y moral del Varón. Este último es el modelo que estudiamos y que también podemos ver en los Cristos de la Humildad y Paciencia, de Cádiz y Sevilla, o en el Cristo del Gran Poder, de Puerto de la Cruz (Tenerife).

La talla es obra de Francisco de la Gándara, escultor del que se tienen escasos datos y pocas obras documentadas. Fue labrada en torno al año 1605 y recibe culto en la Basílica de la Virgen de la Caridad, Patrona de Sanlúcar de Barrameda. Las labores de policromía corrieron a cargo de Melchor Ramos. Otras obras de la producción de Gándara son el Cristo del Perdón, venerado también en el mencionado templo, y el grupo onubense de la Virgen con el Hijo muerto en su regazo, destruido en 1936.