EL GRECO. IV CENTENARIO (VII)
LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO

José Luis Montes y José María Quesada


 

 

A los pies del templo madrileño de San Ginés, frente a la capilla de Nuestra Señora del Castillo, podemos admirar una de las obras maestras de la Real Parroquia, La Purificación del Templo (1610), firmada por El Greco. Como se documenta en el archivo parroquial, el lienzo ya figura en el inventario de la Congregación de 1705. En su día había pertenecido a la colección del Almirante de Castilla.

El Greco repitió este asunto en varias ocasiones a lo largo de su trayectoria artística, tanto en Italia como en España. Hoy en día las versiones más señaladas son las de la National Gallery of Washington (imagen inferior), The Minneapolis Institute of Arts -ambas de su etapa italiana-, Colección Várez-Fisa, National Gallery de Londres y la de la Frick Collection de Nueva York -éstas últimas de su etapa toledana-.

El cuadro de San Ginés fue la última de todas, con la particularidad que desarrolla ampliamente el escenario arquitectónico, de tal modo que resulta determinante para el definitivo formato vertical de este lienzo (cuyas medidas son 106 x 104 cm) frente a las restantes versiones, todas ellas horizontales. El grupo de personajes queda jerarquizado en torno a la figura central de Cristo, congregándose a su alrededor una multitud de comerciantes y discípulos: los primeros, a la izquierda, huyen; los segundos, a la derecha, dialogan entre ellos.

Entre la muchedumbre se cuelan ciertas figuras aisladas que pueden tener carácter simbólico: para José Álvarez Lopera el mancebo o ángel que eleva su cabeza hacia al cielo y levanta los brazos en el borde izquierdo significa el reconocimiento de la revelación divina y el cumplimiento de los designios de Dios Padre sobre nosotros; debajo del anterior, el niño desnudo alude al pasaje evangélico de la expulsión del templo descrito en el evangelio de San Mateo (Mt 21, 15); en el lado opuesto, a la derecha, la mujer que lleva un cesto sobre la cabeza sería una pecadora arrepentida alcanzada por la gracia de Dios, de ahí que esté junto a los discípulos.

En cuanto al marco arquitectónico, los expertos Soehner y Wethey señalaron que se trata de la parte central del retablo del altar mayor de la iglesia del hospital de la Virgen de la Caridad de Illescas (Toledo), para la que El Greco recibió el encargo de pintar una serie de lienzos y trazar el retablo que parcialmente reprodujo en este lienzo. Según los mismos autores, la urna dorada dentro de la hornacina está tomada del sepulcro de Martín Ramírez ubicado en la capilla de San José de Toledo.

Por último, a la izquierda, destaca una estatua de Adán, y bajo ella un altorrelieve que representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso, imágenes que El Greco insertó intencionadamente para reforzar el gesto de Cristo expulsando del templo a los que huyen con la mancha del pecado.

La factura suelta de la pincelada, de suntuoso empaste, muestra perfectamente su formación en Venecia a la sombra de Tiziano y Tintoretto, influencias que pervivieron incluso en estas últimas obras tardías. Podemos considerar este lienzo como un testamento artístico y espiritual del genial cretense afincado en nuestro país.

 

 

FUENTES: MONTES, José Luis y José María QUESADA. Real Parroquia de San Ginés, Madrid, 2009, pp. 61-63.

 

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