ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
JESÚS ENTRE LOS DOCTORES

06/05/2021


 

 

La época del Renacimiento en Alemania fue una etapa de profundos cambios y conmociones sociales debidas en su mayor parte a la Reforma de Lutero y a las luchas que la siguieron. En este momento histórico el retrato jugó un papel fundamental en el arte, ya que existía un gusto de las clases sociales, tanto de la élite como de la burguesía y de los eruditos, por demostrar cierto estatus o nivel no sólo económico sino también intelectual.

Los artistas se interesaron por el hombre y su imagen así como por su exaltación a través del arte. Para estos ideales, el retrato era el vehículo perfecto. Durero adopta esta tipología para su óleo Jesús entre los doctores, pintado en 1506 sobre tabla de álamo (65 x 80 cm), en el que destacan el rostro y las manos, que reciben un tratamiento muy realista y con abundancia de detalles, esto junto a la gran precisión en el dibujo y el realismo ayudan a que el artista logre captar perfectamente la psicología de los personajes, cuya pormenorizada descripción de los personajes ocupa casi por completo la obra.

Esa expresividad y ese gusto por retratar los gestos y las actitudes de los diferentes personajes llega incluso a rozar lo grotesco, como se muestra en Jesús entre los doctores. El estudio que Durero realiza en los diferentes rostros de los protagonistas es excepcional y algunos de ellos resultan casi caricaturas. Igualmente este interés por la expresión, y esa intención de captar la personalidad y la psicología de los individuos objeto de las obras, se evidencia en la importancia que cobran las manos, convirtiéndose en esta tabla en el centro de la misma. El resultado son unas imágenes increíblemente potentes y unos ademanes expresivos muy característicos.

La expresividad característica de la órbita germánica se transmite desde el rostro y es secundada por las manos, motivo por el que ambas partes del cuerpo cobran una importancia fundamental al simbolizar o personificar la psicología humana. La expresión desfigura las formas en los doctores del maestro renacentista alemán. Se evidencia una deformación subjetiva de la realidad pues la visión interior y el sentimiento del artista, sin lugar a dudas, influyen en la manera de representar a los personajes.

La obra, que representa a un Cristo de doce años entre seis doctores del templo de Jerusalén, muestra tanto el monograma de Durero como una inscripción que afirma que fue realizada en tan solo cinco días. Se remonta a la segunda estancia del artista en Venecia y se ejecutó mientras trabajaba en la "Fiesta del Rosario". El tema ya había sido tratado por Durero en una de las xilografías de la "Vida de la Virgen" y también en una de las tablas del "Políptico de los Siete Dolores". Sin embargo, en comparación con estos precedentes, el artista utilizó una composición completamente nueva, sin dejar nada más que unos pequeños espacios para el fondo oscuro.

Jesús tiene un rostro triste y algo ausente, como si no escuchara, en contraste con la expresividad de sus manos. La figura de la derecha de Jesús es una caricatura real, que retoma los estudios de Leonardo da Vinci, que quizás Durero pudiera haber visto en una copia. Los monstruosos dedos de sus manos casi tocan los de Jesús, lo que unido a la malignidad de su fisonomía, tiñe la escena de una actitud desafiante.

Algunos afirman que la obra fue donada por Durero a Bellini, pues ya sabemos que ambos artistas se admiraban mutuamente. La obra formó parte de las colecciones Barberini en Roma desde 1630 hasta 1934, cuando la compró Heinrich Thyssen-Bornemisza. En enero de 2021, su nieta Francesca donó una copia anónima (dibujo) realizada entre 1595 y 1605 (imagen inferior), en la que figura una inscripción que reza "F. ROMA", la cual no figura en el óleo y ha hecho especular que el original pudo ser pintado por Durero en Roma.

 

 

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