ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
SAGRADA FAMILIA

17/04/2021


 

 

En el taller de orfebrería de su padre -de origen húngaro, llamado también Albrecht Dürer- y en el del pintor y escultor Michael Wohlgemuth, nacido también en Núremberg, Durero inició su formación artística, influido sin duda por el arte de los Países Bajos -especialmente por la obra de Rogier van der Weyden y Dirk Bouts- y el de la propia tradición germánica, representada en la figura de Hans Pleydenwurff.

Entre 1490 y 1494, impulsado por su padre, Durero viajó por diversas ciudades alemanas, y recaló en Colmar, ciudad del este de Francia muy próxima a Alemania, donde fue huésped de los hijos del recién fallecido Martin Schongauer, uno de los principales grabadores de su época.

De vuelta a Núremberg, Durero residió por poco tiempo en su ciudad natal, solo el necesario para contraer matrimonio con Agnès Frey, ya que ese mismo año de 1494 realizó su primer viaje a Italia. Su contacto con el arte italiano debió de causarle una profunda impresión a través de los Bellini, Pollaiuolo, Lorenzo de Credi y Mantegna, despertando en nuestro artista no solo un interés de tipo práctico, sino también teórico.

De nuevo en Núremberg, Durero trató inmediatamente el tema de la Sagrada Familia con "La Sagrada Familia con la libélula" (imagen superior), un grabado a buril de 24 x 18,6 cm, probablemente inspirado en otro grabado de un artista alemán conocido como el "Maestro del Gabinete de Estampas de Ámsterdam". Esta obra de Durero debe su nombre al insecto representado en la parte inferior derecha del grabado, que a pesar del nombre de la pieza, parece más una mariposa que una libélula.

María aparece sentada en el "hortus conclusus", levantando al Niño Jesús y mirándolo con ternura. El plegado de su rico vestido muestra cuánto del arte de Durero tiene todavía de la tradición del tardogótico alemán, sin rastro aún de la experiencia de su estancia en Italia. A la derecha de la Virgen, San José duerme profundamente. En el cielo, Dios Padre con la paloma del Espíritu Santo. Al fondo, un vasto paisaje marino enmarcado por montañas. El profundo vínculo entre las figuras y el paisaje del fondo fue el elemento que, desde el principio, hizo famosa la obra gráfica de Durero más allá de las fronteras alemanas.

Siguiendo el ejemplo de Schongauer, que había elegido como modelo, Durero firmó "La Sagrada Familia con la libélula" (Museos Estatales de Berlín), en la zona central inferior del grabado, con una primera versión de su monograma que luego se hizo tan famoso, aquí ejecutado con letras que parecen góticas.

En 1498, Durero vuelve a tratar el tema de la Sagrada Familia con una obra juvenil, una xilografía (39,5 x 28,5 cm) que lleva por título "La Sagrada Familia con las tres liebres" (imagen inferior), cuya mejor copia se halla en la Galería Nacional de Arte de Karlsruhe (Alemania). La resolución es casi idéntica a la del grabado anterior, aunque se observan algunos avances: la decidida monumentalidad de las figuras, la riqueza del paisaje y, sobre todo, el diseño de las plantas en torno al asiento de María, novedoso en el arte del grabado hasta la fecha.

En el ejemplar de Karlsruhe, María sostiene al Niño mostrándoselo al espectador, mientras que José, vestido de campesino nórdico, contempla la maternal escena a su izquierda. Debajo de la Virgen se ven las tres liebres que dan nombre a la composición, una de las cuales corre a refugiarse en una madriguera situada a los pies de Cristo niño, simbolizando su protección divina, muy cerca de la firma del autor, ya mucho más definida. En el cielo, dos ángeles en vuelo sostienen la corona sobre María, un motivo derivado de la pintura flamenca.

 

 

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