DOLOROSAS EN BLANCO Y NEGRO - SEVILLA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

     
     

La popular imagen de la Virgen de la Hiniesta, Dolorosa titular de la cofradía hispalense del mismo nombre, está inspirada en la Dolorosa primitiva de su corporación, que algunas voces atribuían con discutible criterio a Juan Martínez Montañés (siglo XVII). Dicha obra fue destruida en el año 1932, y fue reemplazada por otra del escultor e imaginero Antonio Castillo Lastrucci (1933), inspirada también en la antigua. Al quedar ésta destruida en el año 1936, el prolífico artista sevillano labró otra talla, que es la que ha llegado a nuestros días.

Hablamos de una pieza realizada en 1937, empleando su autor madera de cedro oloroso policromada al óleo. Costó 3.000 pesetas y constituye el prototipo más famoso de lo que se ha dado en llamar "Dolorosa Castiza" del artífice, caracterizada por la idealizada belleza, rasgos raciales, facciones juveniles y tez aceitunada.

La Virgen, que mide 161 centímetros de altura, reclina la cabeza hacia la derecha y dirige la mirada al mismo lado. Posee peluca de pelo natural para aumentar el realismo propio de la imaginería barroca. La expresión del rostro es sentida y llorosa, con el arco superciliar fruncido y los músculos del cuello en tensión como consecuencia de la aflicción que la embarga. Los ojos son de cristal, las rectas cejas han sido pinceladas omitiendo la gubia, el perfil es afilado y la boca, entreabierta, permite ver los dientes superiores con el tallado característico del escultor sevillano a modo de paleta única en el centro.

La Dolorosa (cuya advocación proviene de una imagen zamorana que, según la tradición, fue hallada por el rey Sancho IV rodeada de retamas amarillas o iniestas) lleva cinco lágrimas de cristal, en alusión a las Cinco Angustias de María, dos en la mejilla derecha y tres en la izquierda. El mentón ha sido labrado limpiamente, sin hoyuelo. Sus manos aparecen extendidas, portando un pañuelo la derecha y un rosario la izquierda. Al ser de bastidor, posee un candelero interno de forma cónica, formado por ocho listones que arrancan de las caderas.

A modo de curiosidad, reseñar que, poco antes del traslado de los restos mortales de Castillo Lastrucci a la Parroquia de San Julián (que tuvo lugar el 9 de noviembre de 1995), gracias a las gestiones de Adolfo Arenas, por entonces hermano mayor de la Cofradía de la Hiniesta (propietaria de la imagen) y pariente de Castillo Lastrucci, llegó el grupo escultórico de la Piedad al templo para ser depositado sobre su enterramiento, una vez restaurado por el recientemente fallecido José Pérez Delgado (apodado "Encinasola" por su localidad natal, quien hizo nuevo candelero a la Dolorosa en 1993), discípulo y colaborador del artista. Este conjunto, de talla completa y venerado en la nave de la Epístola (presidida por un altar que alberga la Dolorosa que estudiamos), fue una de las obras preferidas de Castillo Lastrucci, presidía su despacho y nunca su autor, ni a pesar de las estrecheces económicas de sus últimos años, quiso desprenderse del mismo. Fue tallado en 1949. La cruz que completa el altar, situada tras la escultura, es la antigua a la que estaba asido el Crucificado de la Buena Muerte, titular cristífero de la hermandad y labrado también por el fecundo imaginero hispalense.

Por último, comentar que la cofradía posee una imagen titular de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra también de Castillo Lastrucci (1941), quien reprodujo los rasgos de la imagen gótica del siglo XIV, perdida igualmente en el incendio intencionado de la Parroquia de San Julián, sede de la hermandad, en el año 1932.

 

Fotografía de Fernand

 

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