2000-2009: UNA DÉCADA DE ESCULTURA SACRA (XVI)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

La artista sevillana (perdón, trianera) Lourdes Hernández Peña vive desde hace años un dulce periodo artístico, no sólo debido a una cada vez más acertada resolución de obras y al desarrollo de un estilo, sino también gracias a una envidiable cartera de encargos llena de tallas completas y proyectos de envergadura.

El Cristo de la Expiración de Jódar, la Magdalena de Algeciras, el Cristo de la Sagrada Cena y el de la Oración en el Huerto para Valencia... Piezas todas ellas, junto a varias más, con las que la escultora transforma sabiamente los ancestrales modelos sevillanos, preocupándose siempre por añadir talento a cada proyecto y, de paso -aunque claramente no sea esa su voluntad, sino nuestro criterio-, hartándose de dar bofetadas sin mano a quienes aún piensan que el arte hecho por mujeres es un arte infantil y/o popular.

Precedente de todas ellas, al igual que el Ecce Homo o el Crucificado de la Misericordia, ambos realizados también para Algeciras, es la Santa Beatriz de Silva (2002) que recibe culto en la Catedral de Ceuta, talla en la que también advertimos el metódico trabajo en lo que concierne a policromías y estofados en oro.

 

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