LA ICONOGRAFÍA DEL BUEN PASTOR
DIVINO ESPOSO
11/06/2025
Una de la reinterpretaciones más sugestivas de la iconografía del Buen Pastor, además de uno de los asuntos más imaginativos de la pintura novohispana del siglo XVIII, es la del Divino Esposo, en la que Cristo aparece recostado en un florido jardín que alude al amor divino. Los jardines místicos eran alegorías visuales de la vida monástica encaminadas a inspirar la virtud perfecta en las monjas de clausura. Como Divino Esposo, Jesús era objeto de veneración y afecto para las religiosas, y estas obras solían ser encargada para o por una monja o su familia. La iconografía solía ser similar: en las flores se descubren símbolos de la Pasión de Cristo, como la escalera utilizada para descolgar su cuerpo de la cruz, el velo de la Verónica y el "titulus crucis" (una reliquia de la cruz). En el cielo, ángeles y almas coronan a Cristo, que suele aparecer con las llagas de la crucifixión, y prometen el premio celeste a las mujeres virtuosas que sigan los consejos inscritos en el vergel. La figura del cordero que besa sus pies puede aludir al propio Jesús, como cordero llevado al sacrificio; al alma cristiana rindiéndole pleitesía, siguiendo la iconografía tradicional del rebaño al que cuida y protege el Buen Pastor, o a las propias religiosas que habitan en el jardín místico del espacio conventual en la promesa de la unión espiritual con Jesucristo. Aunque la iconografía parezca extraña a la vista moderna, era frecuente en el México colonial tardío, donde también se la conocía como Divino Galán, y fue utilizada primero por José Ibarra en 1727 y posteriormente por otros artistas, como Miguel Cabrera (1695-1768) o Andrés López (activo en México desde al menos 1763 hasta su muerte en 1811). La calidad del lienzo de Miguel Cabrera (Galería Daniel Liebsohn, Ciudad de México, imagen superior) se manifiesta en el minucioso estudio de los personajes y los materiales, sus diseños originales y el colorido de las telas que visten sus personajes, así como la belleza y dulzura de sus retratos. Respecto a la pintura de Andrés López (Denver Art Museum, imagen inferior), es típica de su obra rococó, compuesta por pequeñas pinturas, con su paleta de colores pastel y profusión de flores y ángeles. |
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