CENTENARIO DE LUIS ORTEGA BRU
SAGRADA CENA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

Al acabar el conflicto civil, Bru fija su residencia en Sevilla y allí realiza el Santísimo Cristo de la Misericordia (1950) de la Hermandad del Baratillo, una de sus primeras creaciones que demuestra la genialidad de un joven imaginero que es capaz de hacer alardes de dominio técnico y volumétrico y de un realismo comedido. A esta primera imagen le sigue una de sus mejores obras, el misterio del Traslado al Sepulcro para la Hermandad de Santa Marta (1951-1953). Son imágenes de gran fuerza y realismo. Bru se trasladaría a Madrid por motivos laborales, a la vez que sigue aumentando el número de encargos en Andalucía. Muchos de los proyectos que se iniciaron en la década de 1980 quedaron inacabados por su fallecimiento a finales de 1982, siendo sus familiares y discípulos los que se ocuparon de ir finalizando las obras que el maestro dejó inacabadas.

 

 
     
     

Fotografías: Juan Antonio García Delgado

 

El misterio procesional de la Sagrada Cena que se conserva en la iglesia jerezana de San Marcos, aunque inconcluso, es uno de los mayores exponentes de la obra de Bru, quien labró en 1967 la efigie del Redentor instituyendo la Eucaristía durante la Cena Pascual, de pie y presidiendo una gran mesa rectangular, con la cabeza ladeada hacia la derecha para romper el frontalismo y la mirada dirigida hacia sus discípulos.

Dicha obra de Bru tiene como precedentes una talla labrada en 1955 por el escultor jerezano Francisco Pinto Berraquero -la primera de sus obras, según la Hermandad de la Sagrada Cena-, la cual fue sustituida -tras ser adaptada por Tomás Chaveli- por una talla anónima, posiblemente un San Cayetano, procedente del convento capuchino del mismo nombre, utilizada con anterioridad en el misterio como Santiago el Mayor. Esta última obra fue la que resultó reemplazada por la actual de Bru.

 

 
     
     

Fotografías: Juan Antonio García Delgado

 

La magnífica hechura cristífera, frente a otras más desgarradas y dinámicas de Bru, sigue el estilo impregnado de serenidad y dulzura, más al gusto de las formas penitenciales sevillanas, tal y como podemos ver en otras creaciones del escultor como las Angustias de La Línea de la Concepción (Cádiz) o el sevillano Cristo del Soberano Poder ante Caifás. Según Luque Teruel, posee la raíz del arte de Miguel Ángel y constituyó un prototipo del que proceden el malagueño Nazareno de Pasión, el cordobés Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes y el citado Cristo ante Caifás, titular de la Cofradía de San Gonzalo (Sevilla).

Es una imagen muy equilibrada, realista pero suave, con tanta ternura como severidad en su concepción, dotada de un fuerte impacto visual. Fue concebida por Bru con rasgos depurados y juveniles, empleando sus habituales grafismos que conforman su seña de identidad escultórica: rasgados ojos con el iris de color miel, jugosos labios entreabiertos, cabello y barba esculpidos a base de mechones revueltos y encrespados, cayendo uno de ellos sobre la frente -lo que provoca fuertes claroscuros-, y carnaciones marfileñas, ricas en efectos subcutáneos.

 

 
 

De izquierda a derecha, Santiago el Menor, Judas Iscariote, San Simón,
San Pedro, Santiago el Mayor y San Judas Tadeo

Fotografía: Juan Antonio García Delgado

 

Del apostolado que acompaña a Jesús, las figuras de San Pedro, San Juan Evangelista, San Bartolomé, Santiago el Mayor, San Mateo, Santiago el Menor y Judas Iscariote fueron labradas también por Bru. Cuatro de ellos fueron presentados en una exposición que realizó en Jerez de la Frontera, en 1969. Unos años más tarde, en 1975, entregó tres apóstoles más. El antiguo apostolado, a excepción del mencionado San Cayetano que llegó a convertirse en Cristo, era obra del artista jerezano Tomás Chaveli Gisbert.

Todas las figuras están sentadas -los dos apóstoles más próximos a Cristo, San Pedro y San Juan, se incorporan ligeramente de sus asientos-, a excepción de Judas Iscariote que, bolsa de monedas en mano y sopesando la huida por si se revela su traición, se halla algo separado del grupo y de pie como Jesús.

 

 
     
     

San Pedro y Santiago el Mayor

Fotografías: Juan Antonio García Delgado

 

Para Luque Teruel las fuentes del apostolado son diversas: San Juan tiene como precedente el de Pedro Roldán (1659) que procesiona en el misterio de la Quinta Angustia de Sevilla, San Pedro deriva del modelo manierista llevado a cabo por Andrés de Ocampo en el retablo mayor del templo sevillano de San Martín (1607-1609) y Santiago el Mayor parece inspirarse en el arte del escultor flamenco José de Arce (siglo XVII), activo en Jerez de la Frontera. Estas tres efigies, herederas de tipos barrocos, muestran acusados tintes expresionistas.

De otra parte, Santiago el Menor y San Bartolomé derivan de modelos del mismo Luis Ortega Bru: el primero del propio Cristo de la Sagrada Cena, y el segundo de la primera Virgen de las Penas que Bru labró para el misterio del Traslado al Sepulcro de la hermandad sevillana de Santa Marta. Por último, San Mateo y Judas Iscariote, los dos apóstoles que mejor ejemplifican la terribilitá miguelangelesa, proceden de las representaciones de Dios Padre ejecutadas por el genio florentino en la Capilla Sixtina.

 

 
 

De izquierda a derecha, Santo Tomás, San Andrés (sentado),
San Juan, San Mateo, San Felipe y San Bartolomé

Fotografía: Juan Antonio García Delgado

 

Diversos motivos impidieron la realización de las figuras restantes, aunque el historiador Luque Teruel señala desavenencias económicas como causa. Parece que siempre persistió en los cofrades de la Sagrada Cena la esperanza de que Bru concluyera el misterio, esperanza que se perdió con su fallecimiento en noviembre de 1982. Al final, los otros cinco apóstoles fueron completados por el hijo de Bru, Luis Ángel Ortega Alonso -quien realizó las figuras de San Andrés y San Simón-, y los hermanos Manuel, Jesús y Juan Ramón Ortega Alonso, sobrinos del escultor -autores de San Felipe, Santo Tomás y San Judas Tadeo-. Todos estos descendientes del maestro, elaborando modelos propios, siguieron fielmente las líneas empleadas por Bru en los anteriores. Se presentaron en 2003, desfilando por primera vez en la procesión del Corpus jerezano de ese año.

Todo el conjunto escultórico desfila sobre unas magníficas andas neobarrocas, diseñadas por Juan Pérez Calvo y realizadas por Francisco Carrero en el obrador del artista sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1928-1929). Pertenecieron a la popular Cofradía del Cachorro, del barrio sevillano de Triana, y llevan cartelas y faroles de plata de los orfebres Cayetano González y Jorge Ferrer, respectivamente. La efigie del Cristo muestra su mano derecha bendiciendo, mientras con la izquierda suele sostener un cáliz de orfebrería del siglo XVIII.

 

 
 
Fotografía: Juan Antonio García Delgado

 

FUENTES: LUQUE TERUEL, Andrés. "Sagrada Forma y Majestad, el misterio de la Sagrada Cena de Jerez de la Frontera, en 1967-69", vol. 2 de Luis Ortega Bru, nº 6 de Grandes Maestros Andaluces, Sevilla, Tartessos, 2011, pp. 260-265; FERNÁNDEZ PARADAS, Antonio Rafael (coord.). "Entre el Barroco y el siglo XXI", vol. 1 de Escultura Barroca Española. Nuevas lecturas desde los siglos de oro a la sociedad del conocimiento, Málaga, 2016, p. 300. Con información de la Hermandad de la Sagrada Cena de Jerez de la Frontera.

 

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Fotografía: Juan Antonio García Delgado

 

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