MARIANO BENLLIURE. 150 ANIVERSARIO
SAN JUAN EVANGELISTA - CARTAGENA (MURCIA)

María Comas


 

 

En los inicios del siglo XVIII Cartagena es una ciudad próspera y floreciente. Su economía y su demografía experimentan una recuperación sin precedentes superando con enorme éxito la crisis del Setecientos. La ciudad crecía y se transformaba, se realizan en estos momentos las grandes empresas militares -el Arsenal, Capitanía, el Hospital Militar, etcétera- lo que llevó consigo la modificación del espacio urbano y a la vez una gran afluencia de personas que se afincan en la ciudad atraídas por la prosperidad de la zona.

El XVIII será un siglo donde el espíritu religioso se viva intensamente. Hay un continuo ir y venir de celebraciones religiosas y de formación de cofradías pasionarias. El fervor religioso influye de manera decisiva en el pueblo. Es en estos momentos cuando nace la Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento, la cual contribuirá decisivamente en la configuración de las procesiones cartageneras. Dicha hermandad hará que en los días de Pasión la ciudad viva una gran transformación, convirtiéndose en un inmenso templo. El Barroco encuentra su mayor acomodo en la escultura, donde se interpretan todos los sentimientos. Ello, acompañado de la suntuosidad dieciochesca propia del momento, conseguiría efectos que no escapan a los ojos del espectador. La imagen debe conseguir en unos instantes transmitir y despertar los sentimientos más profundos. El Barroco concibe la obra desde diversos puntos de vista, pues el marco donde va a ser contemplada es la calle, y es sólo allí donde cobra vida propia. Las cofradías religiosas se convertirán ahora en los grandes patronos, gracias a ellas aflorarán encargos religiosos de indiscutible categoría.

Francisco Salzillo (1707-1783) pertenece al grupo de escultores del XVIII que desarrollan en su arte el último eslabón de la plástica barroca. Salzillo culminará con un enorme éxito el Barroco. Las relaciones entre el escultor murciano y la Cofradía del Prendimiento se establecen en el año 1750 con la llegada a la hermandad de la Virgen del Primer Dolor. No es de extrañar que fuera una Dolorosa la primera imagen que hiciera para la hermandad, pues en el Barroco toma un enorme desarrollo el culto a la Virgen. Según Hernández Albaladejo, Salzillo se convertirá en "el creador de la pasión california". Las relaciones con el escultor continuarán hasta el año 1773, cuando realiza el magnífico grupo de la Conversión de la Samaritana.

En opinión de Vargas Ponce, cabría la posibilidad de que existiera una imagen titular de la agrupación sanjuanista anterior a la esculpida por Salzillo, obra de un maestro de escultura del Real Arsenal de Cartagena llamado Juan Pascual, conocido como el "escultor de la mona", que realizó varios trabajos para la Cofradía California. Sea como fuere, lo que sí parece cierto es que fue el cofrade Juan Sicilia o Zezilia, mayordomo de ésta cofradía, quien costeó la primera imagen del Discípulo Amado.

En cualquier caso la primera obra de la que tenemos constancia a través de documentación fotográfica es la realizada por Salzillo. Sicilia la encargó para ser procesionada el Miércoles Santo. Las negociaciones se realizaron a través de un escultor de Orihuela con residencia en Cartagena, José Ganga Santacruz, gran amigo de Sicilia. La imagen se encarga en 1751 procesionando el Miércoles Santo del año siguiente. Según Vargas Ponce la ubicación del paso de San Juan sería detrás del misterio del Prendimiento. La obra era de vestir, correspondiendo a lo habitual en la Cofradía del Prendimiento. El escultor fue fiel a la iconografía de San Juan en Occidente: joven e imberbe, ya que es el discípulo más joven -el "parthenios" (virginal)-, de ahí que la talla reciba una impronta de frescura juvenil aunque la representación de adolescentes era bastante inusual en Salzillo. Para Belda Navarro y Hernández Albaladejo, "el tratamiento del tema adolescente por parte de Francisco Salzillo es muy peculiar y significativo". El hecho de ser de vestir hace que Salzillo concentre todo su arte en cabeza, manos y pies. El rostro no puede ser más perfecto y dulce. En una mano lleva la palma -símbolo mariano, pues se la entrega la Virgen a Juan en su lecho de muerte para así espantar a los demonios-, mientras la otra señala con fuerza al cielo. No es de extrañar que luciera también un vestuario diseñado por el propio Salzillo, ya que el artista concebía la imagen contando con sus ropas y a veces hasta daba los patrones e incluso instrucciones para su colocación y plegado.

La Guerra Civil acabó con gran parte del patrimonio cartagenero. El 25 de julio de 1936 las grandes obras escultóricas de la Cofradía California fueron destruidas. La Agrupación, junto con toda la cofradía, tuvo que actuar rápidamente si se quería contar con imagen para el desfile de la Semana Santa de 1940. Así pues, el 27 de septiembre de 1939 se acuerda "la urgente necesidad de gestionar todo lo que sea necesario para poder sacar nuestra procesión el próximo año". El mayordomo José Derquí-López Cuervo, presidente de la Agrupación de San Juan, regala a la Cofradía una imagen de Benito Barbero Medina (1900-1987), imaginero de Almuñécar (Granada), quien se desplaza a la Ciudad Departamental para hacer entrega de la obra el 14 de marzo de 1940. La imagen formaría parte del cortejo californio de dicho año.

Sin embargo, los cofrades californios no quedaron muy satisfechos con la talla de Barbero, una imagen de vestir que en la actualidad ha sido restaurada y se venera en Sucina. La obra fue sustituida en 1941 por una talla de Francisco Sánchez Araciel (1851-1918), continuador de la obra de Salzillo cuya labor estaría marcada por la restauración de imágenes del insigne escultor murciano. El nuevo San Juan Evangelista procesionó desde 1941 hasta 1946, cuando fue sustituida por la actual de Mariano Benlliure. En la actualidad la imagen de Sánchez Araciel continúa expuesta al culto en la parroquia del barrio de Los Dolores.

Es obvio que, desde la destrucción de la imagen de Salzillo, los hermanos sanjuanistas no encontraban un titular a su gusto. Irremediablemente siempre iban a surgir las comparaciones con la talla destruida en la Guerra Civil. No solo va a ser un problema para la Agrupación de San Juan, sino que se va a generalizar en toda la Cofradía California. La sombra de Salzillo estaría presente siempre y que hablamos de obras irremplazables. No va a ser éste el caso de la Cofradía Marraja, puesto que el patrimonio destruido en la Guerra Civil había sido renovado pocos años antes por el gran escultor José Capuz. Como es lógico, los cofrades marrajos recurren al mismo escultor para ejecutar de nuevo las imágenes.

Será Mariano Benlliure el encargado de renovar la Cofradía California. Este escultor valenciano con taller en Madrid contaba en su haber con un número de obras sorprendentes y era el escultor de moda de la aristocracia. En la última fase de su vida le van a aflorar encargos religiosos. De esta manera comienza a trabajar para numerosas cofradías de Semana Santa repartidas por toda la geografía española, ya que la mayoría de ellas habían perdido su patrimonio en la Guerra Civil. Zamora, Valladolid, Madrid, Málaga, Jaén, Salamanca, Crevillente, entre otras, se van a ver beneficiadas al contar con obras de éste insigne escultor.

En 1941 Benlliure viene a Cartagena para hacer entrega del Cristo de la Fe para la Iglesia del Carmen. Comienza así el contacto del escultor con los cartageneros. El marqués de Fuente del Sol, por entonces hermano mayor de la Cofradía de los Californios, no tarda en establecer relaciones con el escultor y será en ésta visita cuando aproveche la ocasión para hacerle entrega de la medalla y el título de mayordomo honorario de la citada Cofradía. Todo ello sucedía el 26 de marzo de 1941. Al día siguiente los periódicos locales se hacían eco de la noticia y daban información de la visita de Benlliure a la ciudad y del elogio que había realizado a las tallas de los Cuatro Santos cartageneros de su siempre admirado Salzillo, al que no se cansaría de evocar como uno de los grandes escultores junto con Pedro de Mena, Juan Martínez Montañés o Gregorio Fernández.

Comienzan a partir de ahora los encargos a Benlliure por la Cofradía California. No fue fácil para el hermano mayor convencer a los cofrades de la decisión tomada, pues en estos momentos existían en la cofradía dos posturas enfrentadas: la de hacer réplicas de las obras salzillescas y otra partidaria de renovar el patrimonio escultórico. Así pues, el escultor valenciano comienza a trabajar para la cofradía realizando el Cristo del Prendimiento, que sustituirá al que realizara el escultor ciezano Carrillo Marco. La imagen llega a Cartagena en 1942, procesionando esa misma Semana Santa. El 2 de junio de 1945 el hermano mayor da cuenta "de sus gestiones realizadas con el escultor D. Mariano Benlliure para llegar a un acuerdo en la ejecución del grupo escultórico del Ósculo dando lectura a las condiciones y demás detalles de las imágenes, y en cuanto al precio, a pesar de que el valor de dicho grupo e incluida la cabeza de San Juan (espera conseguir también pies y manos) es de cien mil pesetas, la Cofradía solo pagará de ellas, 63.500 Ptas., pues el resto no debe preocupar a nuestra Cofradía". En este mismo cabildo se faculta al hermano mayor para que contrate con Benlliure la ejecución de las expresadas imágenes del Ósculo y la cabeza de San Juan bajo el precio y condiciones que considere más ventajosas. El 28 de febrero de 1946, a las 23:00 horas, llegan a Cartagena procedentes de Madrid, siendo expuestas en los locales que la Cofradía California tenía por aquel entonces en la calle Mayor.

No tuvo que ser tampoco fácil para Benlliure realizar una imagen a la que le iban a surgir comparaciones con otra de Salzillo. El valenciano tuvo total libertad a la hora de ejecutar la obra. La imagen de San Juan tiene una fuerza interior que se aleja mucho de la dulzura y el aire fresco y juvenil que marcaba la obra de Salzillo. La figura, también de vestir, concentra en el rostro todo el sentimiento que, como ya le había comentado el escultor al marqués de Fuente del Sol, "debía llevar la imagen". La talla es de las más logradas del artista valenciano. Posee un inconfundible realismo unido a reminiscencias clásicas. No hay que olvidar los años pasados en Italia, donde Benlliure adquiere nuevas técnicas que influyen decisivamente en su formación artística.

La imagen del Evangelista es equilibrada y serena. Hay una belleza natural en su semblante que brota del interior mismo de la escultura. Mirada penetrante y firme que llevan al espectador a sentirse plenamente identificado con la obra, compartiendo también con ella el camino de la amargura. Su belleza no escapa de rasgos apolíneos. La cabellera es corta -todo lo contrario que la de Salzillo- lo que hace esculpir al completo la cabeza y le da un mayor aspecto varonil. El tratamiento dado a los cabellos es muy clásico y nos recuerda a la estatuaria renacentista italiana. Encontramos semejanzas con algunas obras de Donatello o del mismo Miguel Ángel, en concreto su magnífica escultura del David.

La imagen de San Juan tiene un lenguaje claro, sin presunciones y de fácil comprensión. La postura de las manos cambia también en la obra de Benlliure: aquí el santo señala a la Virgen el camino hacia el Calvario. Algo que lo diferencia de la obra realizada por Salzillo en 1751, que presentaba el dedo índice señalando el cielo mostrando así la divinidad del Salvador. Esta belleza incomparable del Discípulo Amado alcanza su máximo esplendor en la calle. La imagen parece emerger del incomparable retablo ambulante donde es mecido cada noche del Martes y Miércoles Santo, cobrando esa vida que sin duda alguna quiso darle Mariano Benlliure.

 

Fotografía de José Luis Sáez

 

FUENTES: http://sanjuancalifornio.org.

 

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