Becerra se formó en Roma como pintor entre 1536 y 1556, colaborando con Vasari en la decoración de los techos de la Cancillería y también con Volterra en la iglesia de la Trinità dei Monti. El trabajo con estos pintores manieristas y el estudio de la obra de Miguel Ángel, harán que Becerra sea el introductor del Romanismo en España, pero manteniendo siempre el concepto de realismo revelador de un sentimiento español.

El Manierismo que se desarrollaba en Roma en la segunda mitad del siglo XVI influyó en la obra de Gaspar Becerra. Sin embargo, frente a la parquedad cromática que vemos en las obras de Giorgio Vasari y otros pintores manieristas, Becerra se revela como un pintor especialmente colorista.

Una de las aportaciones fundamentales de Becerra a la pintura española, que aprendió durante su estancia en Roma, es el dominio del dibujo y su importancia, tanto en la pintura, como en la escultura y la arquitectura. Al respecto, Ceán Bermúdez afirmaba lo siguiente:

"Los dibujos de Becerra son rarísimos y muy estimados. Los estudiaba e concluía mucho considerándolos como el cimiento de su obra. Los hacía también en cartones del tamaño de las obras que había de pintar, como lo acostumbraban a hacer los grandes profesores de Italia: loable sistema poco usado entre los nuestros y a lo que se puede atribuir la decadencia del diseño en los siguientes siglos".

Los escasos dibujos que se conservan de Gaspar Becerra se hallan relacionados con los perdidos frescos realizados para los sitios reales, con las trazas de retablos o las copias de temas traídos de Italia. Becerra copia en dibujos, que actualmente se conservan en el Museo Nacional del Prado, en la Biblioteca Nacional de España y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, aquellas rotundas anatomías miguelangelescas.

Reflejo de la asimilación conceptual de la manera de hacer tan precisa y rotunda en las formas anatómicas se encuentra en sus dibujos de desnudos posteriores. Así se puede apreciar en el frontispicio que hizo para la obra del doctor Juan Valverde de Hamusco, "Historia de la composición del cuerpo humano", publicada en Roma en 1556 a instancias del cardenal español Álvarez de Toledo.

El historiador Arias Martínez valora la posibilidad de que Becerra hubiera trabajado en Roma dibujando obras con destino a ser grabadas por el francés Nicolás Beatrizet -con quien Arias Martínez establece como hipótesis un lazo profesional entre él y Becerra- y posteriormente editadas. Hablaríamos por una parte de diseños propios o inspirados en creaciones científicas, como en las estampas de Valverde a partir de los tratados clásicos de medicina. Pero por otro lado existiría una contribución a la difusión de la obra renovadora de Miguel Ángel, al pasar al papel algunas de sus obras más singulares.

Para Arias Martínez los celebrados dibujos fragmentarios del Juicio Final de la Capilla Sixtina que se conservan en la Biblioteca Nacional y en el Prado, pueden ser trabajos preparatorios de estampas sobre el mismo tema abiertas por Beatrizet, publicadas por primera vez en 1562. Según el experto, es muy probable que Becerra sacara del natural la copia en papel que después se pasara a la estampa.

A ellos hay que sumar un dibujo de la Real Academia de San Fernando de Madrid, procedente del fondo del desaparecido monasterio de Valparaíso (Zamora) que llevó a cabo Fray Juan Guerrero en Roma. Dicho dibujo copia la Crucifixión da San Pedro (Capilla Paolina) de Miguel Ángel, y ha sido atribuido recientemente a Gaspar Becerra por las historiadoras italianas Anna Bisceglia y Silvia Danesi Squarzina.