BAUTISMO DE JESÚS. PINTURA Y ESCULTURA
JOSÉ ANTONIO NAVARRO ARTEAGA

26/06/2022


 

 
 
Foto: Álvaro Cano

 

Forma parte de un tríptico escultórico realizado por el escultor e imaginero José Antonio Navarro Arteaga (Sevilla, 1965) para la capilla penitencial del Santuario de Nuestra Señora del Rocío de Almonte (Huelva), que además del Bautismo de Cristo, está formado por los pasajes del Buen Pastor y el Hijo Pródigo.

Los orígenes de la ceremonia cristiana del Bautismo se hallan en las predicaciones del Bautista acerca de la necesidad de un ritual de penitencia y de remisión de los pecados. Según narran los evangelios, las personas que acudían a oír al Precursor de Cristo acababan, bajo la fascinación profética del primo de Jesús, por confesar sus faltas y eran bautizados por él en el río Jordan, mediante la aspersión del agua sobre la cabeza.

Cierto día, el propio Jesús acudió al Jordán para ser bautizado. Pese a las reticencias iniciales del humilde Juan, que se consideraba indigno de llevar a cabo dicha tarea, el Salvador le obligó con suavidad a hacerlo, ya que era necesario que se cumpliese la voluntad de Dios-Padre.

Tras su Bautismo, mediante el cual San Juan reveló a la multitud la naturaleza divina de Jesús, el recién anunciado Mesías se retiró al desierto, solo, durante 40 días y 40 noches, entregado al ayuno, la meditación y las tentaciones del diablo, para conseguir la completa perfección espiritual como Dios-Hijo y como hombre.

El mundo del arte encontró una de las más brillantes recreaciones del Bautismo en el relieve tallado por Gregorio Fernández para el convento vallisoletano del Carmen Descalzo, hoy en día en el Museo Nacional de Escultura, obra ya analizada en una anterior entrega. Fernández, maestro de la escuela castellana, oriundo de Galicia, presentó a las dos figuras principales casi exentas sobre un fondo de relieve y pintura.

Navarro Arteaga tuvo muy presente dicho clásico de la imaginería para realizar la obra central de este tríptico. Por las limitaciones del espacio, simplificó la composición y suprimió algunos detalles, si bien introdujo otros, como el ángel que anuncia con una trompeta la venida del Espíritu Santo en forma de paloma, y estableció ciertas diferencias formales, caso de la actitud erguida de Jesús, cuyo rostro recuerda al San Juan de Dios de Alonso Cano conservado en el Museo de Bellas Artes de Granada, o la postura del Bautista, que en lugar de arquearse sumisamente hacia el Redentor, contempla extasiado la apertura de los cielos y la llegada del Padre, cuya función era reconocer al Hijo, en el cual tenía depositadas todas sus complacencias.

Del relieve de Arteaga, presentado en La Hornacina en 2009, destaca sobre todo la excelente resolución anatómica, el depurado semblante de Jesús, inmerso en sus propios pensamientos, y la mirada de San Juan en el momento de experimentar el tránsito de su fe profética hacia la convicción de experiencia real. Al igual que las otras dos escenas, que presentamos dos años más tarde ya que no se concluyeron hasta 2011, combina las técnicas del alto, medio y bajorrelieve, y fue tallado en cedro, policromado al óleo y estofado en oro.

Navarro Arteaga fue también el autor de las dieciocho cabezas de querubines, en madera policromada y estofada, que adornan el traje procesional de la Virgen del Rocío, estrenado también en 2011, y bordado en oro, plata y sedas de colores por el taller sevillano Santa Bárbara.

 

FUENTES

https://www.lahornacina.com/noticiasarteaga10I.htm

https://www.lahornacina.com/entrevistasnavarroarteaga.htm

https://www.lahornacina.com/noticiasarteaga12I.htm

 

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