CENTENARIO DE RAFAEL BARBERO
RELIEVES (LEBRIJA)

Maripaz Barbero, Juan Garrido Escobar y Jesús Abades


 

 

Rafael Barbero Medina realizó numerosas miniaturas para las cofradías sevillanas: figuras pequeñas, relieves, ángeles, arcángeles, cabezas aladas de querubines... que adornan los pasos de su famosa Semana Santa. Destacó en este aspecto por sus trabajos en marfil, que realizaba para los orfebres Emilio García Armenta y talleres de Villarreal, pero principalmente trabajó la escultura en madera.

Llevó a cabo también piezas similares para la devoción privada. Por ejemplo, los dos relieves que les mostramos en esta última entrega; labrados expresamente por Rafael Barbero para la colección particular de la familia Cortines. Fueron encargados al escultor entre 1954 y 1958 por don José Cortines. Actualmente son propiedad de Benito Cortines Torres. Realizados en madera de cedro, cada uno de ellos mide 108 x 75 cm.

 

     
     
 
     
     

 

Uno de los relieves representa la Resurrección de Cristo, honrando el autor a Juan de Juanes la concepción de esta obra. Jesús surge grandioso del sepulcro, mostrando divinidad en su rostro, vigor en las carnes y esbeltez en su figura. Son también de gran mérito las figuras de los soldados que presencian asustados la escena, de notable naturalidad: uno de ellos con el fornido brazo alzado y casi saliente de la escena, mientras el otro, sentado y vuelto de espaldas, agarra la antorcha para iluminar el ya de por sí esplendoroso momento.

Rafael Barbero otorga a éstas y a todas sus figuras blandas posturas y pasivas composiciones, dando como siempre calidades al ropaje y vuelo a las vestiduras. Nuestro artista cuidaba mucho la elaboración del boceto, para obtener la máxima capacidad de comunicación y la vitalidad conferida por el movimiento. Su obra, ya conclusa, brilla por la serenidad, equilibrio y mesura, como su persona brilló por su sencillez.

 

 
     
     

 

La segunda pieza constituye una interpretación personal del clásico relieve de la Adoración de los Pastores, labrado por Juan Martínez Montañés para el Monasterio de San Isidoro del Campo del municipio sevillano de Santiponce. Dicha obra, de primorosa ejecución, luce casi el encanto de las novelas pastoriles y forma parte del espléndido retablo contratado en 1609 por el maestro de Alcalá la Real con la Orden de los Jerónimos.

Al igual que la Resurrección, hablamos de una talla carente de policromía y pátinas, de ahí que en sus detalles no solo se aprecie con mayor visibilidad el trabajo de las gubias sobre la desnuda madera, sino también la extrema delicadeza de las formas. Conviene señalar que Rafael Barbero fue también un buen conocedor de la técnica de la policromía y que se fabricaba personalmente los colores al huevo y al óleo.

 

Nota de La Hornacina: las fotografías son también de Maripaz Barbero, sobrina-nieta del escultor, a la que agradecemos su inestimable colaboración en la realización del presente escrito.

 

FUENTES

GARRIDO ESCOBAR, Juan. "A Rafael Barbero, amigo y artista", publicado en La Madrugá. Boletín Informativo de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús, año III, nº 4, 1991, Bollullos Par de Condado (Huelva).

 

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