EL ARTE FUNERARIO EN ESPAÑA A TRAVÉS DE SUS AUTORES (III)
FRANCISCO ASOREY

29/10/2020


 

 

Del año 1920 data el panteón de Marujita (María) Gil Sarabia, ubicado en el Cementerio de Pereiró de Vigo. Fue un encargo al afamado escultor Francisco Asorey (Cambados, Pontevedra, 1889 - Santiago de Compostela, A Coruña, 1961) por parte del fotógrafo y cineasta vigués José Gil y su esposa Trinidad Sarabia, para acoger los restos de su hija recién fallecida, muy joven, como consecuencia de la tuberculosis.

Sobre el liso pedestal la muerte acecha a la figura de la muchacha, que lleva en su regazo unas flores, símbolo de su hermosura y su lozanía. La parca, representada como un esqueleto encapuchado, se sitúa detrás de ella para segar su vida con la guadaña que lleva, tan grande que su hoja alcanza el frontal del monumento. Ella posa ya la mano derecha sobre la huesuda y helada del espectro. El panteón combina el mármol para la chica y el cuerpo de la muerte, el bronce para la guadaña y la piedra para el resto.

Años más tarde también morirían muy jóvenes de tuberculosis las otras dos hijas del matrimonio Gil-Sarabia, Rosa y Pepita. El escultor Camilo Nogueira hizo entonces un añadido en la parte delantera del panteón para que las tres hermanas pudieran reposar juntas, lo que conllevó la pérdida del nombre de la difunta Marujita grabado en el frontal y la firma de Asorey en el lateral.

Este grupo de Asorey produce escalofríos a muchos y llama la atención de todos los que visitan el cementerio, tanto por la crudeza de la representación como por la trágica historia que encierra. Una vez más se impone la nota ascética, siempre grata a los gustos hispánicos, aunque el artista la trata con la máxima distinción.

La presencia de las flores es claramente simbólica; de hecho, el monumento tiene una forma que permite colocar flores frescas en su parte superior. Las flores pueden simbolizar a Pomona, la diosa romana de los huertos y los jardines, o a ciertas variedades propias de las vanitas, como por ejemplo la rosa.

La figura de Marujita mira cara el cielo, como las representaciones barrocas de la Inmaculada Concepción, imagen sagrada que aparece en el medallón que cuelga de su cuello, quizás como símbolo de la pureza de la joven, a la que la muerte acecha detrás traidora. Un busto en mármol de Antoine Bourdelle, que se conserva en el museo parisino dedicado al escultor, tiene una disposición similar y pudo ser una influencia para Asorey.

 

Fotografía de Alejandro Míguez

 

FUENTES

IGLESIAS BALDONADO, Maribel. Francisco Asorey, escultor galego, tesis doctoral (dir. LÓPEZ VÁZQUEZ, José Manuel), Universidade de Santiago de Compostela, 2015, pp. 141-143.

 

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