CALLES SAN STALIN CORONADO Y FIDEL I DE CUBA

Jesús López Alfonso


 

 

Hay cosas que no dejan de sorprenderme de España, de sus costumbres y de su esencia. Durante mis estudios he viajado por muchos lugares, y aún lo sigo haciendo, ya que la formación de una persona sólo acaba cuando fallece, y he encontrado cosas que en España parecen inimaginables, siendo una de ellas el respeto hacia el otro.

España, es uno de los países en el que menos se respeta la opinión del que se tiene enfrente y todo el mundo se cree en posesión de la verdad.  Sólo tenemos que ver cualquier reunión de una comunidad de vecinos para comprobarlo, por no hablar de lo que cada día se produce en nuestras Cortes.

Hace unos días, llegaba un querido amigo a mi casa visiblemente alterado, comunicándome una noticia que me parece digna de una obra de Ionesco por lo absurdo de la misma, o al menos así me lo pareció a mi. Traía un comunicado emitido por la asociación de vecinos Casco Histórico-San Lorenzo en el que se comentaba lo siguiente, que paso a resumir:

La Hermandad del Cristo del Buen Fin y Nuestra Señora de la Palma, había solicitado al Ayuntamiento de la Ciudad de Sevilla que se cambiase el nombre de la Calle "Capitán Pérez de Sevilla" por "Virgen de la Palma Coronada", apoyada por 684 firmas, que no son pocas. El cambio de nombre se aprobó por mayoría simple: nueve votos a favor y ocho en contra, sin que el Delegado del Ayuntamiento, Jose Manuel García, votase.

Seguidamente, se discutió que la misma calle se rotulase con el nombre del cantante "Pies Plomos", a lo que los vecinos se opusieron ya que consideraban que, en reconocimiento a la labor asistencial que la hermandad del Buen Fin hace con el centro de estimulación precoz, el barrio deseaba dar ese homenaje a la Hermandad. Por ello, la asociación que pidió que se renombrase la calle con el nombre del referido cantante retiró la propuesta, pero pide que se le ponga un nombre de una mujer, y con todo ello se pasó a la votación del nombre de la calle.

Pero Jose Manuel García, como representante del Ayuntamiento, decide con su voto de calidad que la calle no se llamaría "Virgen de la Palma Coronada", ya que "él es el presidente y se hacía lo que quisiese", a lo cual añadió un representante de Izquierda Unida que "ni él, ni su partido votarían nunca el nombre de un santo para una calle". Y así, compuestos y sin su calle, se quedaron los vecinos del barrio de San Lorenzo, ante la brutalidad y el obcecamiento de estos hombres de buena fe, predicadores de la verdad marxista, leninista y estalinista.

Es curioso observar el modus operandi de esta rara avis en Europa que aún habita en España. Escuchen sus mítines, están llenos de palabras bellísimas: libertad, democracia, respeto, igualdad, derechos para todos, república..... pero veo que no cumplen mucho con lo que tanto predican. Observo en ellos una constante vuelta al pasado, a los años treinta, a la dictadura franquista, una actitud rencorosa y revanchista que manifiestan con hechos como éste, en el que unos vecinos piden un reconocimiento, no ya a una Hermandad de Penitencia como institución religiosa, sino a una labor social que hace desinteresadamente, por convicción y sin esperar nada a cambio, y ellos se lo niegan simplemente porque se complacen en negárselo, buscando con ello crispación y confrontación entre la población.

Hablan de memorias históricas, de hacer justicia, de devolver dignidades (y con todo ello estoy muy de acuerdo), pero desprecian a todo el que sea de un modo de pensar diferente. Eso, en español, tiene un nombre del que en el instituto me enseñaron a huir: totalitarismo, dictadura e intolerancia, o empleando su propio lenguaje, eso es ser un "facha". Y se cumple todo ello, ya que en un totalitarismo es el dictador el que impone su ley a su antojo, sin contar con lo que opina la mayoría de los ciudadanos y su única razón es el "por que lo digo yo y punto".

Recomendaría a estos señores que se diesen una vuelta por Europa, donde hay gran respeto hacia el hecho religioso, y no solo eso, un gran respeto como parte integrante de la cultura de cada país. Asimismo, les recomendaría un repaso a los libros de historia de mi querida Rusia, donde en nombre de este citado laicismo mesiánico se hicieron auténticos crímenes contra la humanidad, no solo destruyendo imágenes, templos, libros y reprimiendo la cultura de un país entero, sino asesinando, torturando y masacrando personas (ahí están los datos, mírenlos). 

Las hermandades, en Sevilla, son una parte de su propio ser, que llevan en la ciudad desde la Reconquista, y cuando no había seguridad social, mantenían hospitales, enterraban ajusticiados, socorrían viudas y huérfanos, y estaban al pie del cañón en las grandes calamidades. Han sobrevivido a ataques del poder, como de la propia Iglesia, a invasiones de franceses, quemas de conventos e iglesias o políticos y sacerdotes intransigentes. Pero estas razones, que en otros lugares de Europa serían tan evidentes no para dedicar una calle, sino dar un homenaje de más envergadura, no parecen bastar a Jose Manuel García, que no parece vivir en el año 2009, sino en los años 30 del pasado siglo, y desease hacer su propia República y Guerra Civil. 

Visto, pues, que este señor es el que de manera autocrática dispone de los destinos de este distrito, le propongo dos nombres que creo que serán muy de su agrado, personas que destacan por su amor a la humanidad, su respeto hacia las ideas del otro y su grado de tolerancia, que son las palabras que no se les caen de la boca:

 

San Stalin Coronado: Todo un santo para los que siguen este modo de pensar; su vida, un ejemplo de tolerancia, ayuda y asistencia a los iguales. Gracias a él, en mi país se alcanzaron grandes cotas de democracia, igualdad y respeto al que no tiene la misma opinión que tú. San Stalin, tras asesinar a todos sus opositores en el Partido Comunista, ejerció una represión en Rusia en la que murieron entre cinco y seis millones de personas. Autócrata y despótico, Trostsky (al que también mandó asesinar) dijo del mismo que "tiene más poder que un Zar". Su voluntad y su capricho fueron los que dirigieron los destinos de Rusia. Vivía en una auténtica corte y gobernó de manera tiránica, acabando además con gran parte del legado cultural que la historia había dejado en Rusia. 

Fidel I de Cuba: Otro de los santos ejemplos que podemos observar. Curiosísima esta república donde el poder absoluto lo hereda un familiar del dirigente. Esto se llama Monarquía Absoluta, algo que tanto detestan estos señores, que creen que nuestros problemas se solucionarán el día que llegue tan mesiánica forma de gobierno como es la República. Fidel I es un ejemplo en varias cosas, destacando su persecución contra los homosexuales. Curioso, ¿verdad? Lo mismo que estos señores critican de la cúpula eclesiástica, lo hace uno de sus más ilustres varones.

 

Podríamos proponer otros nombres, como calle Mao, con su ejemplar Revolución cultural en la que se asesinó sistemáticamente a tantísima gente, o plaza de Tian Ammen, donde ocurrió una masacre brutal, matando a los estudiantes que demandaban reformas democráticas. ¿Seguimos dándole ideas de nombres de calles y plazas señor García? La actitud de este señor y su tolerancia, no es más que una muestra más de la tradicional en esta corriente de pensamiento. Su lenguaje chulesco, y hasta violento diría yo hace poco honor a las ideas que propugnan.

Lo que sí es cierto, es que mientras los señores de Izquierda Unida estarán ahora vanagloriándose de su éxito ante el peligro religioso (esta obsesión con la religión es tan estúpida como la que tenía Franco con el comunismo y la masonería) y de haber salvado a Sevilla del contubernio católico-capillil-monárquico, la Hermandad del Buen Fin, mañana continuará realizando su labor asistencial, a esos niños que tanto lo necesitan, sin importarle lo más mínimo que tengan o no calle, porque les da lo mismo la publicidad o el reconocimiento, lo hacen por algo más fuerte, que es el amor, a Dios y a sus prójimos, y contra eso nadie podrá luchar.

Siglos antes de que este partido existiese, ya estaba en Sevilla la Hermandad del Buen Fin, y el resto de las hermandades. Su partido desaparecerá (a no ser que de una vez empiecen a preocuparse por la realidad del sevillano del siglo XXI, y no por la del que vivió en el XIX y XX) pero las hermandades continuarán su camino por la historia.

Vaya mi reconocimiento pues, a la Hermandad del Buen Fin, a la que yo, como sevillana, no le puedo dedicar una calle porque mis tolerantes gobernantes no me dejan, pero no podrán evitar que les dedique esta sencilla página y, al igual que otros muchísimos sevillanos, un rincón en mi corazón.

 

 

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