NUEVAS MARAVILLAS EN REBAJAS

Víctor A. Gómez para La Opinión de Málaga


 

 

Bernard Weber, un multimillonario suizo tipo Miguel de la Quadra Salcedo en versión chic (pasearse por www.new7wonders.com/index.php?id=39, y empalagarse de tanto rollito new age es todo uno), tuvo una idea: elegir vía votación telefónica y 'online' las nuevas siete maravillas del mundo, porque, afirma, "las reconocidas hasta ahora pertenecen a la antigüedad y, con la excepción de las Pirámides de Egipto, no permanecen en pie". Y, la verdad, en mi opinión, la historia ha terminado desembocando en algo nefasto.

Una maravilla es el intento del hombre de superar sus propias dimensiones, no sólo cuantitativas; es el ser humano en la búsqueda de asombrarse a sí mismo. Pero Bernard Weber ha conseguido justo lo contrario: millones de personas gastándose los euros votando por el monumento de su ciudad o país, como si esto fuera la elección de una reina del carnaval infantil (papá y mamá tan orgullosos, tan ciegos) o una expulsión de Gran Hermano (sms viscerales, de castigo)...

Ese "usted decide" ha conseguido rebajar la verdadera medida de estas joyas, hacerlas asequibles a nuestra insignificancia; o sea, repito, lo contrario a su esencia.

Y es que una competición entre maravillas me parece una perfecta definición de antítesis, de contradicción entre los propios términos. Yo, desde luego, si fuera el Machu Picchu o la Alhambra, tan aislado en mi belleza, tan puro en mi grandeza inalcanzable, rehusaría tajantemente medirme en algo así.

En definitiva, una muestra más de nuestra creciente capacidad para vaciar las cosas de su genuino sentido, de convertir en nimios asuntos imponderables, indiscutibles.

 

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