LAS DUDAS

Jesús Abades


 

 

Las dudas. Nos rodean, nos acosan, nos confunden y nos dan ánimos para seguir dudando. Casi se podría decir que hoy en día dudamos de todo y no guardamos más religión que la propia duda. Dudamos de la justicia, porque hace aguas; de la tolerancia, porque brilla por su ausencia, y de la sociedad, porque nos inquieta. Nuestras vidas se han convertido, además de en un incensante ir y venir, en un constante dudar y dudar.

La gente duda del humor, acaso porque teme que sea un disfraz de la burla; de la solidaridad, ante tanta pasividad e hipocresía; del optimismo, algo que siempre ocurre en tiempos de crisis; del pesimismo, algo que también ocurre en tiempos de crisis porque no es plan de poner un burka a la esperanza; de la paciencia, porque no somos santos, y de la impaciencia, porque no somos perfectos. De la política mejor no hablar, porque es un mar de dudas.

Yo mismo me llevo todo el día dudando. Recientemente, por ejemplo, he dudado si Canal Sur adobó con caspa la espantosa gala del Día de Andalucía; del misticismo que calza ahora Mario Conde (trincón y redentorista de cuarta que cada día se echa encima un cubo de gomina y prepotencia), e incluso del Día Internacional de la Mujer, que se celebrará el próximo 8 de Marzo. Y así, duda que duda.

Perdonen que haga un inciso, pero lo del Día de la Mujer tiene su explicación: siempre he dudado de este tipo, digamos, de "días" (como el Día de la Infancia, el Día de la Pobreza, el Día del Orgullo Gay, el Día del Medio Ambiente, etcétera) porque su existencia indica que algunos sectores de nuestra civilización (ahora, fíjense ustedes, dudo si es mejor llamarla incivilización) siguen igual de puteados y marginados que siempre.

De lo que no tengo ninguna duda es que La Duda (Doubt, 2008) es una buena película, con grandes actores y una historia que deja más poso de lo que parece. Lo malo es que, después de verla, estoy con muchas más dudas de las que tenía antes. La peor de todas, si dudar tanto merece la pena. Quizás, siguiendo con el marco religioso, deba reinterpretar la máxima de Santa Ángela de la Cruz y ponerme de dudoso lema: Sólo mis dudas y mis dudas sólo.

 

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