EL 15-M

Jesús Abades (20/05/2011)


 

 

Me gusta este movimiento porque los jóvenes han retomado la voz y eso me hace pensar que no todo está perdido; porque no se venden al poder, como lo ha hecho la clase llamada intelectual (políticos y periodistas, sobre todo), a los que están dando una soberana lección demostrando que, si son de tal o cual corriente política, no será por ser crítico con las otras o porque sus sueldos les paralicen sin ser capaces de ofrecer un discurso alternativo.

Muchos pensaban que eran unos niñatos consentidos, hijos de papá y que lo único que les interesaba era el botellón. Ahora resulta que piensan, reflexionan, hacen propuestas, toman decisiones en asambleas, y todo en condiciones de igualdad y civismo, sin ningún atisbo de violencia. La crisis económica, la incapacidad de la política de dar una respuesta adecuada a la situación, el cada vez más deteriorado estado del bienestar, la marginación de amplios sectores de la población, y el sentimiento generalizado de ser utilizados por los políticos y los mercados como simple mercancía prescindible de usar y tirar, son sus verdaderos motivos. Los políticos han impuesto a los ciudadanos una enorme carga al tener que pagar éstos los excesos de los mercados y los bancos. Siempre que se habla de los ciudadanos se habla en abstracto, cuando en realidad de abstracto no tienen nada.

Me gustan estos indignados, a cuya indignación me he sumado, porque por fin alguien se atreve en este país a decir públicamente que Zapatero, Rajoy y un largo etcétera, van "desnudos", o lo que es lo mismo, que lo que está sucediendo es la prueba de que cualquier español puede llegar a la Moncloa o a los consistorios, pero no cualquier español está capacitado para hacerlo, y a los resultados electorales de las últimas décadas me remito.

Me gustan estos gloriosos anti-sistema porque puede que sean contradictorios en varios de sus planteamientos, que no ofrezcan las mejores soluciones en todos los casos y que, en algunas circunstancias, se pueda hablar de oportunismo, pero son la muestra de un descontento generalizado en el que el YO, por fin, ha sido sustituido para dar pie al NOSOTROS, y sin que ello se manifieste en una revolución agresiva para cambiar el sistema.

Los apoyo porque, desde hace mucho tiempo, veo la misma bazofia en las urnas, porque no quieren organizaciones piramidales sino horizontales, y porque tratan de incorporar al sistema el sencillo parámetro del valor de la vida, hecho hoy día tan fundamental como inexistente. Eso es una de las derivas más injustas y profundamente antiéticas del sistema vigente. Eso y el enorme poder concentrado en los partidos dominantes, particularmente en sus cúpulas; la fusión-contaminación obscena de los tres grandes poderes, y la desaparición de la prensa independiente, absorbida por conglomerados político-financiero-mediáticos. Todo ello ha dado lugar a una democracia de baja calidad y voltaje, que arrincona o expulsa a un significativo porcentaje de la ciudadanía, y consagra su sumisión a los dictados de un sector blindado en sillones, despachos, jets privados y derechos que no son los del común.

 

 

La mayoría de sus reivindicaciones son derechos constitucionales que, por supuesto, no se cumplen, pues es necesario erradicar a los empresarios y a los banqueros ávidos de rapiña que lo único que saben hacer es engordar sus bolsillos (más que bolsillos, bocas nunca satisfechas) con nuestro dinero, de ahí que exijan lógicamente que con el embargo de un piso ya sea suficiente para pagar la hipoteca y que consideren que el Estado español está secuestrado por los grandes poderes económicos, que usan a la casta de políticos profesionales para montar su peculiar parafernalia: un aparato de Estado que se llama democrático, pero que en ningún caso lo es.

La inmensa mayoría de los jóvenes, hasta hace unas semanas, estaban en el limbo de la pasividad, donde les quiere el sistema, pese a sufrir las peores consecuencias del Neoliberalismo. El 15-M parece indicar un renacimiento del pensamiento y la acción crítica. Como ellos, yo tampoco comparto que el mundo esté dividido en estados que son asignados al nacer y que nos quitan o dan derechos de por vida.

Me gustan también porque se trata de que lo social esté por encima de los intereses partidistas, de que la política y los gestores del bien común trabajen para el ciudadano, y de que los gobernantes dejen de influenciar negativamente en la sociedad. Si se entiende así, tal cual es, no es de extrañar que ningún partido haya sacado beneficio del movimiento. El beneficio se verá con el tiempo, pero no será de los partidos, sino de los ciudadanos. Hayan ganado los que hayan ganado, deberán empezar a hacer grandes reformas a todo nivel, porque si no lo hacen desde arriba es muy seguro que se las harán desde abajo.

Creo sinceramente que el movimiento 15-M merece el reconocimiento de la sociedad española, pues la mayoría de los españoles y muchísima gente en el extranjero ven con enorme interés y dan su apoyo a las concentraciones en varias ciudades, muy especialmente la de la Puerta del Sol, corazón de la protesta, lugar simbólico en el que se plasmaron hechos decisivos para el país. Como era de esperar, ya ha comenzado la campaña de desgaste en algunos medios, y sus trolls no tardarán en llevarla a todas partes. Y es que ni unos ni otros se pueden permitir que, en un año de movilización ciudadana, se les vengan abajo las expectativas de poder que acarician.

Por lo anterior precisamente, viene ahora el momento más delicado, a la vez que el más importante, en el que yo ya he dado las siguientes recomendaciones: que no se dejen comprar, ya que la llama que ha prendido Democracia Real Ya posiblemente siga ardiendo mientras se mantengan las condiciones que han posibilitado su nacimiento; que no le den más importancia a ir en contra la Ley Sinde (con la que yo tampoco estoy de acuerdo) que a los derechos civiles conquistados en los últimos años; que no se carbonicen concentrándose todos los días (hay que hacerlo cuando alguna medida en contra del pueblo lo haga necesario) y que tomen contacto con otras fuerzas al igual que ellos libres de corrupción, incorporándose o sumándolas para, en el futuro, ofrecer una alternativa válida a nivel nacional y, por qué no, mundial. Tienen todo lo necesario para llevarlo a cabo con éxito, y el poder tendrá entonces que purgar sus integrantes corruptos y cambiar de rumbo a contrarreloj.

Y por último, un ejercicio de autocrítica: no demostramos madurez democrática empleando términos como fachas, rojos, y descalificaciones por un mal perder o un mal ganar. Esto no va a dar un vuelco espectacular porque ganen unos u otros. A los partidos solo les separan matices y mucha verborrea. El mal ya está hecho y todos son cómplices y beben en el mismo abrevadero, el nuestro. Únicamente espero que las cosas cambien de verdad, que como ya he dicho el 15-M no decaiga, que presenten objetivos concretos, viables y justos, y que se destierre de la política a los ladinos y a los sátrapas. Está difícil, lo sé. España ha sido siempre la carroña más golosa para los buitres.

 

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