El escultor cordobés cultiva nuevo la iconografía de Jesús preso y maniatado en su Pasión, en este caso a través de una imagen con la advocación de Nuestro Señor Jesús Cautivo para la Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores del municipio extremeño de Villanueva de la Serena (Badajoz).

Una imagen que, según la referida corporación de penitencia, viene a traer un mensaje de paz y esperanza para todos aquellos que sufren por el cautiverio de la enfermedad, de la soledad, de la drogadicción o de la exclusión, realidades ante las que la sociedad no puede quedarse indiferente.

De hecho, Jesús sufrió también la indiferencia, tal y como profetizó Isaías en el llamado Cuarto canto del siervo de Yahveh: "Menospreciado, estimado en nada. Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos. Ante quien se vuelve el rostro" (Is 53, 3).

Una indiferencia que, en el trance pasionista, Cristo soportó especialmente entre el arresto en el huerto de los olivos, cuando fue abandonado por sus discípulos tras ser arrestado por la guardia del sanedrín, hasta que fue negado tres veces por Pedro ante el palacio del sumo sacerdote.

Un Cautivo, según la hermandad villanovense de los Dolores, para todos los cautivos de nuestros días, por uno u otro motivo, representado aún con las secuelas del llanto y del sudor de sangre padecidas en Getsemaní. Con la hermosura que no atraía las miradas del pueblo que lo condenó, según las profecías.

De tamaño natural, tallada en madera de cedro y policromada al óleo, con gotas de cristal fundido en su rostro, la imagen luce potencias de plata del orfebre Daniel Porras y túnica de sarga del bordador Antonio Villar, ambos de Córdoba. En la galería fotográfica tenemos detalles del boceto en terracota en el estudio del artista.