Nueva obra del escultor cordobés para la Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz, del municipio conquense de Tarancón. Se trata de una efigie mariana de tipo procesional que, el mismo día de su bendición -el 26 de enero de 2013-, fue portada por mujeres desde la Iglesia de la Asunción hasta el salón parroquial donde dicha corporación tendrá su sede hasta la construcción de un nuevo templo.

La imagen presenta las carnaciones pálidas, unos ojos pintados totalmente en la madera que permiten al artista extremos virtuosismos en el policromado e hiperrealistas frescores que le alejan de los modelos enrojecidos cultivados por otros imagineros actuales. Romero Zafra parte siempre del propósito muy definido de que el espectador suspenda la incredulidad y acepte que no es madera, si no carne.

Iconos del neobarroco andaluz como esta Dolorosa de la Paz están pensados para un público que demanda especialmente belleza física, coherencia con la advocación que representa y elegancia en el vestir, pues su cuerpo está limitado por la configuración del candelero y la disposición del atavío. No son detalles fáciles de conjugar, porque la recreación del dolor extremo que sufre María no puede alterar la de su idealizada belleza.