NUEVA OBRA DE ANTONIO YUSTE NAVARRO

Enrique Centeno González (06/04/2025)


 

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La Agrupación de San Juan Evangelista, perteneciente a la Cofradía de Ntro. P. Jesús Resucitado de Cartagena, desfilará esta Semana Santa de 2025 con una nueva imagen de San Juan realizada por el escultor ciezano Antonio Jesús Yuste Navarro, en la que supone su primera aportación a las (literalmente) incomparables procesiones de Cartagena, tan impregnadas por el pulso marcial de la ciudad.

Si bien la referencia murciana y salzillesca es inevitable al abordar, en cualquier rincón del sureste, la recreación procesional del joven apóstol, en el caso particular de Cartagena puede decirse que, a lo largo de la última centuria, ha desarrollado un modelo iconográfico con singularidades propias. Tanto el San Juan marrajo de Capuz (1943), como el californio de Benlliure (1956) -también el entregado en 1980 a la Cofradía del Resucitado por García Mengual, que ahora se sustituye- riman en su muy definida composición, de marcada frontalidad, y también en la intención de subrayar el carácter por encima del movimiento y la narración. Estas peculiaridades identitarias, por así decir, han sido condicionantes del encargo realizado al reciente ganador del XIX Premio La Hornacina, y es en ese contexto en el que cabe valorar el mérito de construir un discurso escultórico que se ajuste a las claves interpretativas que precisa el espectador, sin que se oscurezca ni vulgarice la voz singular del artista. En este sentido, el escultor ha salido airoso del trance, pues la obra entregada es inmediatamente reconocible como un San Juan cartagenero, sin dejar de ser, también a primera vista, un "yustenavarro" en sentido genuino.

La imagen, de vestir, y con talla en madera de cedro real policromada al óleo, nos presenta al Evangelista en la mañana de la Resurrección, que es aquella en la que por fin el joven discípulo desvela los misterios del discurso escatológico de Cristo, y comprende la finalidad y plenitud de su misión redentora. Todo lo que sugiere el modelado del rostro, sutil en la intención y pura síntesis en la combinación de sus planos, es convicción y firmeza, y en el leve fruncimiento del entrecejo la determinación se conjuga con una mirada franca, que advierte al espectador de que se tiene algo importante y cierto que contar. Este San Juan de Yuste Navarro ya no es simplemente el apóstol joven y predilecto de Cristo: sobre su rostro maduro, iluminado por el conocimiento, puede ya verse al Evangelista. Se aprecia, en este sentido, cierta distancia respecto de la imagen homónima realizada por el artista para Mula en 2022: las facciones se han ensanchado y ganado en gravedad, y ese apunte de gallardía retadora, de juventud recién estrenada, ha dado paso, en la obra cartagenera, a un aplomo construido sobre la autoridad del que se sabe conocedor de una Verdad que lo cambia todo.

Es precisamente esa rotundidad de carácter lo que imbuye de majestad el leve paso adelante que da la imagen, que como marca la tradición iconográfica señala con el brazo extendido, permitiendo así que se despliegue la elegancia de su manto brocado sobre la túnica; lo uno y lo otro en los colores canónicos del Santo.

Una obra, en fin, poderosamente sugestiva, que pese a lo evidente de su belleza formal, sorprende por su consistencia comunicativa, y por la convicción con la que el escultor ciezano ha hecho hueco a su singularidad creadora por la angostura de esos severos condicionantes que a tantos otros hubieran desalentado.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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