NUEVA OBRA DE ANTONIO YUSTE NAVARRO

Enrique Centeno González (28/05/2022)


 

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Por cuarta ocasión, la Real Cofradía de Jesús Resucitado de Mula (Murcia) ha confiado en el talento del escultor ciezano Antonio Jesús Yuste Navarro para incrementar el espléndido patrimonio que pone en la calle cada mañana de Domingo de Resurrección. Se trata de una imagen de vestir, con cabeza, manos y pies en talla de madera de cedro policromada, que representa a San Juan Evangelista.

Este Juan ya no es el Discípulo primerizo del Maestro, aquel joven que dejó la barca de pesca para sumarse a los seguidores de Jesús con su hermano Santiago. No es Boanerges, el Hijo del Trueno, enrolado en la aventura de aquella tropa errante. Y tampoco es el San Juan que siguió al Nazareno por el camino del Calvario. Este es un San Juan de la Resurrección, que ya ha pasado por el pie de la Cruz, que ya ha recibido el encargo de cuidar a la Madre del Redentor, y que por tanto ya se ha convertido en Vicario de la Humanidad.

Relata él mismo en su Evangelio, con mucha precisión, los hechos de aquella mañana de la Pascua, al indicar que llegó al Sepulcro antes que Pedro, y que esperó en la entrada. Y que fue luego, después de que llegara su compañero, cuando entró, vio y por fin creyó, porque hasta entonces, como él mismo especifica, no había entendido (Jn. 20,1-9). Ese precisamente es el San Juan que ha representado el escultor, el que salió aquella mañana de esa tumba de Jerusalén, deslumbrado por la certeza del Milagro.

Todo el rostro está imbuido de un fulgor inexplicable que trasciende la realidad efímera de lo terrenal para elevarse por encima del horizonte de lo cotidiano. De ahí ese velo de ausencia en la mirada de San Juan Evangelista, una mirada profunda que ve algo que nadie más puede ver, y que, contemplada por el espectador, lo enreda inevitablemente en su misterio.

En lo formal, ni la Cofradía quería, ni el artista tampoco estaba dispuesto, a ofrecer un eco de enésima generación del famoso San Juan de Salzillo. Cuánto se ha manoseado y cuánto se ha vulgarizado, desde 1755, ese icono situado en la cúspide de lo más sublime del arte español, y qué oportuno que los responsables dieran al artista la libertad que, en este trance, a tantos otros imagineros murcianos se les negó en el pasado.

El fruto de esa libertad es esta cabeza de modelado excelente, que esquiva la volumetría curvilínea dieciochesca y verbaliza con planos rotundos la morfología propia de un joven que ha cruzado la línea que separa al niño del hombre; lo que se define de forma nítida con esa mandíbula firme, que imbuye todo el rostro de varonil aplomo sugiriendo madurez de criterio, quizá en leve contraste con esos cabellos que se asoman a la frente con un punto de despreocupación antes de enredarse en amplias guedejas que se recogen sobre el hombro izquierdo.

Una cabeza, en fin, de belleza arrolladora y que sin embargo en ningún momento se acerca a la pendiente deslizante de la morbidez y de la delectación. No es una hermosura que nos engancha a la tierra por su carnalidad, sino una belleza que se cimenta en lo natural y trasciende al plano espiritual con un magnetismo que lleva el signo inequívoco de lo piadoso. Ésa es la belleza que debe tener la auténtica imaginería. Esa es la belleza de este San Juan Evangelista.

Por lo demás, y como imagen de vestir que es, la tarea del escultor no ha sido la de labrar sino la de componer la figura, y dejar que el terciopelo de la túnica y la seda brocada de ese manto de gloria, elegantemente recogido, insuflen vida a la apostura del Evangelista, que no anda, sino que hace despegar su misticismo desde el polvo del camino en el que están, casi enterrados, sus pies. Y no anda porque este San Juan ya no va buscando nada, ya ha encontrado lo que debía encontrar, y en esa mano, labrada con eficaz verismo, lo que se extiende es una invitación a contemplar el misterio del Sepulcro Vacío, rubricando así el discurso catequético de esta obra espléndida, con la que Yuste Navarro continúa su firme caminar hacia una altísima plenitud creadora.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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