NUEVA OBRA DE VÍCTOR GARCÍA VILLALGORDO

03/02/2016


 

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La fiesta conocida como Purificación de María y Presentación del Niño en el templo se instituyó en tiempos de Justiniano. Se dice que fue el cumplimiento de una promesa que este emperador romano hizo a Dios para conseguir el término de una enfermedad que despoblaba Constantinopla en el año 542.

Por entonces, la fiesta se llamaba "Hypapante", un nombre griego que significa "ir delante o al encuentro de alguno", y es que los profetas Simeón y Ana habían ido delante o al encuentro de Jesús en el templo, cuyo recuerdo quería perpetuar la Iglesia.

Otros autores afirman que esta fiesta, fijada el día 2 de febrero, fue introducida por Gelasio I, quien gobernó la Iglesia más de treinta años antes que Justiniano ciñera la corona imperial. El propósito del papa fue abolir definitivamente las Lupercales, unas fiestas romanas dedicadas a Rómulo y Remo en las que los habitantes de Roma eran azotados por unos sacerdotes semidesnudos, los "lupercos", en señal de purificación.

La festividad de la Purificación se llama también Candelaria porque en el oficio de este día los sacerdotes y los fieles tenían en las manos un cirio o una candela de cera; esto en principio era un recuerdo de las teas y hachas que se encendían en las Lupercales romanas, y, tras la cristianización del rito pagano, un símbolo de las palabras de Simeón en el templo: "Este Niño será la luz de Israel".

Dicha procesión de candelas, con un sentido cristiano, se materializa en esta talla del artista alicantino, labrada en madera de cedro con una altura de 55 cm. Viste traje blanco y oro, diseñado y confeccionado por el bordador guardamarenco Francisco García Paredes. El título de la obra es, precisamente, Niño Jesús de la Candela.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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