Esta representación de la "Tota Pulchra" es un buen ejemplo de las inquietudes naturalistas y emocionales que el escultor e imaginero malagueño viene plasmando en sus últimas creaciones sacras. Realizada para el templo del Salvador de Antequera (Málaga), muestra una composición equilibrada, hábil y ambiciosa, con el mérito particular de ofrecer una serie de acertados caracteres que transmiten, además, intención de innovar.

La Inmaculada Concepción parte de los modelos instaurados en la segunda mitad del seiscientos, con Murillo y Valdés Leal como cabezas de serie. María aparece de pie, coronada de estrellas, con el semblante muy bello y pensativo. Se remarca su actitud triunfante sobre el pecado original, que en este caso se halla simbolizado de forma pictórica en un globo terráqueo, tallado en sus tres cuartas partes, que simboliza el género humano.

Realizada en madera de cedro a tamaño algo inferior del natural (135 cm), tallada y posteriormente estucada, dorada y policromada, fue presentada y bendecida ayer con motivo de su festividad. Muy imaginativa es la disposición del vuelo de las ropas y de las manos de la doncella en actitud de unirse, así como la de los ángeles, dorados en su totalidad al modo ornamental centroeuropeo, asomando uno por los pliegues del manto.