Con motivo del centenario del fallecimiento de Ignacio Pinazo Carmarlench (1849-1916), el IVAM programa desde hoy Ignacio Pinazo y las vanguardias. Afinidades electivas, una de las exposiciones más especiales en torno a su figura como justo homenaje a uno de sus artistas más geniales. La muestra, que reúne alrededor de 150 obras, pretende romper con prejuicios y visiones restringidas sobre el artista valenciano y su presencia en el IVAM, planteando un diálogo y acercamiento de su obra a la de creadores de las más diversas corrientes y tendencias presentes en la colección del museo.

Aunque la mayor parte de las obras que se exhiben proceden de los fondos del IVAM, la muestra se enriquece asimismo con una treintena de trabajos del pintor pertenecientes a la Casa Museo Pinazo y al Museo de Bellas Artes de Valencia. Para diseñar el discurso expositivo se ha planteado el concepto de afinidad con el objetivo de subrayar las coincidencias de su mirada con las de otros creadores presentes en la colección del IVAM.

El título de la obra de Goethe Afinidades electivas sugiere que esas afinidades se producen por una especie de atracción entre las obras de Pinazo y las de otros autores contemporáneos que, en la mayoría de los casos, nunca conocieron ni remotamente la obra del pintor de Godella. Precisamente por este motivo, las intuiciones y premoniciones de la modernidad por parte de Pinazo se hacen más efectivas y puras, a la vez que abren la puerta a nuevos relatos y análisis que van más allá de las coincidencias formales.

Para establecer ese diálogo con Pinazo, Ignacio Pinazo y las vanguardias. Afinidades electivas selecciona más de cincuenta obras de diferentes disciplinas pertenecientes a una treintena de autores. Desde dibujos y esculturas de Julio González o Picasso, a pinturas de Joaquín Torres-García, Pancho Cossío, Jean Dubuffet, André Masson, Kurt Schwitters, Manolo y Jacinta Gil, Joan González Pellicer, Francisco Lozano, Emilio Vedova, Vicente Esteban, Antonio Saura o Manuel Valdés; dibujos de Robert Rauschenberg, Paul Klee o Pablo Gargallo; litografías o grabados de Claude Cahun, Sonia Delaunay, Mompó o Miquel Barceló; heliografías de Alberto Corazón; o fotografías de Horacio Coppola, Herbert List, Piet Zwart, Jaromír Funke, Alfonso, Pierre-Jean Amar, Jaume y Jorge Blassi, Cristina García Rodero, José Vicente Aleixandre Porcar o Pilar Pequeño.

Los trabajos de Ignacio Pinazo siempre están más cerca de los impulsos del expresionismo abstracto que de las corrientes constructivas. La exposición Ignacio Pinazo y las vanguardias. Afinidades electivas se estructura a través de diferentes apartados: el encuadre y la mirada, la fragmentación, el gesto y la mirada, la fragmentación, el gesto y la materia, que partiendo de la tradición goyesca nos llevan a la abstracción.

Conciliar virtuosismo técnico con la profunda reflexión y teorización del arte y de la vida fue una de las constantes del arte de Pinazo. Su obra no se descubre en un primer golpe de vista, requiere un esfuerzo de la mirada para desentrañar y apreciar los múltiples matices que es capaz de condensar a través de una sola pincelada, pero una vez adentrados en su mundo se descubre un universo plástico fascinante.

La pintura de Pinazo es en esencia realista, interesándose por todas la formas de sociabilidad que se despliegan a su alrededor, desarrollando una visualización de las costumbres y el paisaje valencianos completamente nuevos. El arte de Pinazo estuvo sometido a un proceso de búsqueda y experimentación que hacen de él un modelo de artista evolutivo en sintonía con las directrices más avanzadas de la pintura europea de su tiempo: naturalismo, impresionismo o expresionismo.

En definitiva, la exposición Ignacio Pinazo y las vanguardias. Afinidades electivas nos descubre el potencial y la intuición de Pinazo, su capacidad de abstracción e impulso creativo, el valor expresivo de lo gestual y la importancia del elemento matérico en muchas de sus obras, cuyos fragmentos y detalles parecen premoniciones de una pintura de acción. Un Pinazo inédito e insólito, que en parte se intuía, pero que hasta ahora no se había destacado ni visualizado des de que el IVAM abrió sus puertas hace 27 años.