RESTAURACIONES DEL IVCR+i PARA LA CATEDRAL DE VALENCIA

01/02/2022


 

 

La Catedral de Valencia exhibe la llamada Predela de los Lázaros (siglo XVI) tras finalizar su restauración por parte del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVCR+i), una pieza singular que se ha incorporado al Museo de la Catedral. El IVCR+i también ha restaurado tres libros de los llamados "de fábrica" (siglos XIV-XV) y una carta autógrafa de San Ignacio de Loyola (1491-1556).

La predela es el único resto que se conserva del desaparecido retablo de San Lázaro, atribuido a Nicolau Falcó, un pintor valenciano activo en Valencia entre los años 1493 y 1530. Dicho retablo se conservaba en el Museo Diocesano de Valencia y fue destruido durante el incendio que arrasó la Catedral y el Palacio Arzobispal en 1936. Solo se salvó esta predela o parte inferior del retablo, hasta ahora nunca expuesta al público desde entonces debido al mal estado de conservación que presentaba.

La Predela de los Lázaros, una obra singular del patrimonio valenciano, consta de varias escenas: a la izquierda muestra el pasaje del rico Epulón y el pobre Lázaro, en el centro a Cristo como Varón de Dolores y a la derecha, la resurrección de Lázaro. Sufría daños en su estructura, policromía y dorados por el incendio de 1936.

El departamento de pintura de caballete y escultura policromada del IVCR+i ha sido el encargado de la restauración de la Predela de los Lázaros, una intervención que ha durado dos años, a los que hay que sumar varios años más dedicados a estudios previos. La directora del IVCR+i, Gemma Contreras, ha agradecido la labor y esfuerzo del personal de la institución, destacando el trabajo de Gloria Sánchez Cortell, del departamento de dorados, quien falleció el pasado mes de diciembre.

 

 

Los objetivos principales de esta restauración han sido mantener la moldura, eliminar los redorados y conservar el dorado original. La pieza, que se encontraba en un estado lamentable y crítico, sufría alteraciones por la degradación de los materiales, de ahí que hayan sido necesarios varios años de estudios previos y mucho trabajo de analítica de los sedimentos acumulados por el incendio y otros de intervenciones posteriores. El incendio calcinó parte de su estructura, con la pérdida de zonas concretas, y dañó la policromía y los dorados.

En la intervención del IVCR+i se ha limpiado la pintura, labor muy delicada debido a que la película pictórica estaba cubierta por depósitos de diferente naturaleza distribuidos de forma irregular. Se optó por una reintegración cromática discernible del original mediante la técnica del regatino, para lo cual el IVCR+i se apoyó en la documentación fotográfica anterior al incendio gracias a la cual se pudieron restituir las zonas alteradas o perdidas. En los dorados, la intervención fue también compleja por las sucesivas intervenciones de redorados en las molduras. Tras diferentes fases de limpieza físico-químicas, se comprobó que apenas se conservaba el dorado original de la predela y se optó por una restauración conservativa con intervenciones puntuales que devolvieran una unidad estética a los dorados.

Respecto a los Libros de Fábrica y la carta autógrafa de San Ignacio de Loyola, los primeros están compuestos por un total de doce volúmenes, uno del siglo XIV y el resto del XV. El primer libro, que está formado por cuatro volúmenes, se halla compuesto por dos legajos: uno correspondiente al año 1399 y el otro con los años 1400, 1401 y 1402. El segundo libro está compuesto por seis volúmenes que comprenden de 1404 a 1409. Y el tercero, está compuesto por dos volúmenes de los años 1475 y 1476. Estos Libros de Fábrica -en los que se recoge la historia de la construcción del campanario del Micalet, entre otros aspectos- van a ser custodiados en el Archivo de la Catedral, a disposición de los investigadores.

En cuanto a la carta de San Ignacio de Loyola, es un documento singular por tratarse de una carta autógrafa del santo fundador de la Compañía de Jesús pero también es una reliquia del mismo, por tanto ha sido trasladada al Relicario de la Catedral después de unos días de exhibición en el Museo.

 

 

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