RESTAURACIÓN DE LA FUNDACIÓN SANTA MARÍA DE ALBARRACÍN PARA BORDÓN (TERUEL)

21/02/2021


 

 

La intervención ha sido practicada en unas interesantes grisallas, quizás del siglo XVII, con escenas alusivas a la Pasión de Cristo, que están situadas en la cripta de la Ermita del Rollo, también llamada del Calvario (siglo XVIII), de la localidad de Bordón, situada en la comarca del Maestrazgo Turolense.

Estas decoraciones se encontraban muy repintadas y de manera muy tosca, incluso con rellenos policromados, lo que ha alterado su calidad original, la cual se encontraba muy degradada por las consecuencias del clima y el lógico deterioro del paso del tiempo. Por otro lado, en "saneamientos" realizados muy recientemente, se han parcheado algunas de las lagunas pictóricas de los murales, dificultando su contemplación general.

 

 

Bajo la promoción de la comarca del Maestrazgo Turolense, y en concreto de su área de Patrimonio Cultural, se ha intervenido en la restauración de este ámbito de la mencionada ermita, atendiendo especialmente la singular policromía que ocupa todo el espacio de la cripta, incluso las paredes y bóvedas del doble acceso que posee bajo el presbiterio de dicha ermita. También se ha mejorado el relieve del altar y su ancho peldaño de acceso, retirando los "cementos" con los que se configuró la última intervención, los cuales han sido sustituidos por morteros de cal, más coherentes con la intervención mejorada.

En concreto, la intervención de las restauradoras de la Fundación Santa María de Albarracín ha consistido en rescatar, limpiar y fijar la densa policromía que recubre todos los muros, reintegrando las faltantes de los paramentos y pinturas hasta recuperar su semblanza dominante, bastante modificada por el repinte, facilitando a su vez, la lectura e interpretación general de todo este particular ámbito.

 

 

Son grisallas negras en general, con representaciones de gran tamaño a veces, recogiendo algunos repertorios concretos de la Pasión de Cristo, puntualmente enmarcados entre geometrías rectangulares. Son decoraciones más bien toscas o populares, quizá por los repintados, ya mencionados, que han padecido.

Sobre el altar o sepulcro que ocupa el frontis principal, alzado por un ancho pedestal, se encuentran cinco figuras, identificadas con la Virgen María, San Juan Evangelista, María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás, enmarcadas a ambos lados por José de Arimatea y Nicodemo que sujetan un gran paño de cubrimiento y dos grandes figuras con hisopos. Es muy probable que el pedestal acogiera una imagen de Cristo Yacente.

 

 

Mientras, en los muros laterales aparecen escenas de la Oración del Huerto y de la Flagelación de Cristo; en la bóveda superior se representa el ámbito celeste, presidido, entre ángeles, por el padre Dios; las escaleras aparecen decoradas por soldados y figuras de leyenda, que arropan la Última Cena existente sobre la única ventana abierta, en el muro opuesto al sarcófago de obra; por último, las bóvedas de la escalera de acceso a la cripta están decoradas con elementos geométricos y vegetales que acaban ambientando la escenificación general, alusiva por su iconografía a distintas escenas de la Pasión de Jesús.

Finalizada esta restauración, la Fundación Santa María de Albarracín ya se está planteando una intervención posterior, quizá a desarrollar en la localidad de Fortanete. Cabe recordar que las últimas intervenciones se han aplicado en Cantavieja y La Cuba, Cañadas de Benatanduz y Cuevas de Cañar más recientemente, consiguiendo crear en conjunto una formidable semilla en el interés por la recuperación del patrimonio artístico e histórico que se conserva en toda la Comarca del Maestrazgo Turolense.

 

 

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