CONTINÚAN LAS OBRAS DE REHABILITACIÓN DEL MONASTERIO SEVILLANO DE SANTA CLARA

15/12/2021


 

 

Conforme al último acuerdo contraído entre la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla y la Archidiócesis de Sevilla en relación a la antigua iglesia del convento hispalense de Santa Clara, y según el cual ambas partes convenían en diciembre del año 2018 sustituir el compromiso municipal de rehabilitar la iglesia y sus dependencias anexas -acordado con motivo de la adquisición del convento en el año 2001-, por el de pagar en metálico el resto del precio de compra de las dependencias del convento, la Gerencia de Urbanismo ha comprometido ya el gasto correspondiente al cuarto y último pago.

Dicho pago se concreta exactamente en la cantidad de 1.150.000 euros, que corresponde a la anualidad del presente año 2021, toda vez que las tres anteriores han sido ya satisfechas. En total, con el pago de este último importe, el Ayuntamiento de Sevilla habrá abonado 3.082.416,81 euros a la Archidiócesis de Sevilla distribuidos en las siguientes cantidades: 200.000 euros en el año 2018, 782.416,81 euros en el año 2019, 950.000 euros en el año 2020 y 1.150.000 en el año 2021. De esta forma, la Archidiócesis puede asumir económicamente la responsabilidad de rehabilitar la iglesia y zonas anexas, obras que, por otra parte, tiene actualmente en marcha.

Este acuerdo económico alcanzado por Arzobispado y Ayuntamiento ha posibilitado que se pueda rehabilitar esta pieza clave del conjunto arquitectónico del antiguo Monasterio de Santa Clara, con cinco siglos de antigüedad y declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Se cierra de esta forma un proceso de años marcados por las dificultades para hacer frente a estas obras de restauración, que Arzobispado y Ayuntamiento han logrado desbloquear satisfactoriamente gracias al acuerdo contraído entre ambas instituciones hace ahora tres años.

La rehabilitación del antiguo Convento de Santa Clara constituye un compromiso municipal desde que en 2001 fue cedido por el Arzobispado al Ayuntamiento de Sevilla con destino a usos culturales, para cuya adaptación se han venido realizando desde entonces numerosas intervenciones municipales de recuperación, por valor de unos ocho millones de euros. Ello ha permitido que se haya rehabilitado ya alrededor del 40 por ciento del antiguo convento, de 9.700 metros cuadrados de superficie.

Entre las zonas rehabilitadas y en uso se encuentran los espacios singulares del anterior monasterio, la antigua nave de los dormitorios, el refectorio alto, el ala sur del claustro y sus crujías suroeste, así como otras zonas en dicho sector que también han sido conservadas.

En estos momentos, al tiempo que el Arzobispado ejecuta las obras de la iglesia, la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente está llevando a cabo también trabajos de rehabilitación de la Torre de don Fadrique, de la zona de huertas de alrededor y de la portada de Maese Rodrigo por la que se accede a todo este espacio y que es contigua precisamente a la propia iglesia conventual, actuación presupuestada en 1.090.000 euros que cuenta con financiación del Gobierno de España a través del Programa 1,5 % Cultural.

En la intención municipal de seguir interviniendo progresivamente hasta la recuperación integral de todo el inmueble, Urbanismo ha adjudicado recientemente también otra nueva actuación para la recuperación esta vez del sector sureste del claustro del convento (imagen inferior), donde se encontraban las antiguas cocinas del convento, con una inversión estimada de 290.000 euros. La zona en cuestión presenta graves patologías que han ocasionado problemas de seguridad, por lo que se encuentra clausurada desde noviembre de 2016. La intervención prevista permitirá consolidar estos espacios para que tras una posterior actuación de rehabilitación puedan ser incorporados al resto de dependencias que ya se vienen utilizando como equipamiento cultural.

Teniendo en cuenta su mal estado de conservación, dicha intervención plantea todos los trabajos necesarios para la recuperación de este sector con totales garantías. En consecuencia, Urbanismo va a proceder en primer lugar a retirar todos los escombros de la dependencia afectada por el derrumbe y a desmontar el resto de la cubierta. En paralelo, se demolerán todos los elementos que tienen mala calidad constructiva y que están provocando las graves patologías identificadas en esta parte del edificio. Posteriormente, se resolverá y canalizará de forma adecuada la evacuación de aguas. El proyecto elaborado recoge asimismo el desmontaje de la cubierta de la crujía perpendicular a la nave de las antiguas cocinas, muy deteriorada y con peligro de colapsar, que será sustituida por una nueva estructura de madera. También se sustituirán los dinteles que presenten mal estado y se picarán, sanearán y repararán los paramentos tanto interiores como exteriores. La intervención planteada incluye también la limpieza y desbroce de los patios de este sector y, la ejecución de una nueva red de saneamiento para la correcta evacuación de agua de lluvia en esta zona. Las obras, que durarán varios meses, se han adjudicado a la empresa Hermanos Campano, por 260.824 euros.

De esta forma, a lo largo de estas dos últimas décadas, el Ayuntamiento de Sevilla ha invertido alrededor de ocho millones de euros en la recuperación de distintas estancias y zonas de este edificio declarado Bien de Interés Cultural, lo que supone aproximadamente como hemos dicho un 40 % de la superficie del mismo, adaptándolas al nuevo uso cultural conferido al inmueble, y que lo ha convertido en un nuevo espacio para la cultura de cuya gestión se encarga el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS).

 

 

De todos los espacios del ingente conjunto arquitectónico que constituye el antiguo convento sevillano de Santa Clara, la torre que se ubica en su interior, conocida como la Torre de don Fadrique, es el más reconocible desde fuera, sobresaliendo su cuerpo de 30 metros de altura a través de las paredes del anterior monasterio.

Como tantas otras construcciones históricas de Sevilla, la leyenda ha rodeado con sus brumas también a este elemento, envolviéndolo en una historia romántica que tiene al infante don Fadrique y a la jovencísima reina viuda del rey Fernando III el Santo, y a la sazón su madrastra, como protagonistas de una historia de amor que tendría precisamente a esta atalaya como principal escenario. La trágica muerte del infante, sentenciado por su hermano, el rey Alfonso X, guarde o no relación con la leyenda de su amor prohibido con la reina viuda, no ha hecho más que contribuir a amplificar la figura de este personaje y el de la particular torre que mandó construir junto a las huertas de su entonces palacio.

Según la inscripción latina que reza justo encima de la puerta de entrada situada en su lado norte, su construcción data del año 1252. Única torre en Sevilla totalmente gótica, su estilo y su construcción en fábrica de ladrillo se asemeja a los de torres militares italianas de la misma época, lo que lleva a pensar que el infante quedó influenciado por éstas durante el tiempo que residió en el país transalpino. Fue, en todo caso, una torre con función de mirador y como tal se ubicó en la periferia del recinto del antiguo palacio.

Como el resto del conjunto, el infante la donó a su muerte a la orden de las Franciscanas Clarisas, y anexionada a los muros de su convento permaneció durante los ocho siglos de clausura posteriores, hasta que todo el espacio perdió su función conventual en 1997 y las hermanas clarisas abandonaron definitivamente este lugar. Un año más tarde, el Ayuntamiento y el Arzobispado de Sevilla iniciarían el mencionado proceso, que se llevaría a cabo en dos fases (la primera en 1998 y la segunda en 2001), para la adquisición por el primero de la mayor parte del conjunto, con vistas a convertirlo en un nuevo equipamiento de ciudad. A resultas de ese acuerdo, todo el inmueble a excepción de la antigua iglesia es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla desde hace veinte años, también la Torre de don Fadrique y los jardines que la rodean.

Dado que su acceso natural es a través de la portada conocida como de Maese Rodrigo, a la que se llega a través del compás de entrada desde la calle Santa Clara, el proyecto aprobado incluye también las obras necesarias para recuperar esta bella puerta que procede del antiguo colegio-universidad de Santa María de Jesús, que estuvo en la Puerta de Jerez hasta su derribo por la gran operación urbana llevada a cabo en los años previos a la Exposición Iberoamericana de 1929. Después de esto, la portada fue trasladada al convento de Santa Clara donde se mantiene en la actualidad. Su nombre le viene del que se considera fundador de la primera universidad de Sevilla. De estilo gótico tardío, está compuesta por sillares de piedra arenisca, limitada en los extremos por dos columnas cilíndricas y completada con una cornisa ornamentada. Presenta también una cenefa intermedia que marca el arranque de un arco conformado por dovelas. Antes de la intervención, tanto los sillares como los elementos ornamentales mostraban un aspecto claramente deteriorado, con alto grado de suciedad, manchas por filtraciones en la cubierta y fisuras en la bóveda del pórtico. También la cancela que cierra la portada estaba muy oxidada. Recuperar este elemento requiere de una amplia actuación que va desde el desmontaje de la cubierta para reparar la bóveda y ejecutar una nueva estructura de madera similar a la original, hasta retirar los revestimientos con peligro de desprendimiento y, efectuar un profundo tratamiento de limpieza y consolidación, que engloba también a la cancela.

Tanto en la portada, como en los jardines, como en la torre (imagen inferior), la actividad es frenética desde el pasado 1 de junio. Operarios de la empresa Hermanos Campano trabajan junto con restauradores de la firma Metis Restaura para poner a punto los tres espacios y que recobren con ello todo su esplendor.

En el caso de la Torre de don Fadrique, su condición de BIC determina la intervención, que está marcada por el más absoluto respeto a las huellas compositivas históricas de este monumento, y que ha estado precedida de exhaustivos trabajos arqueológicos. Hasta el momento, los restauradores han aplicado un tratamiento biocida y han limpiado con agua a presión controlada y áridos específicos la base de la torre, donde se han descubierto hasta nueve marcas distintas de cantería. En esta zona del monumento se han hallado también restos de humo y de mortero de cemento, que han sido eliminados en el mayor grado posible. Los trabajos se centran ahora en las cornisas y en los elementos ornamentales que corren peligro de desprendimiento, donde se reponen las faltas con materiales análogos que hagan prácticamente inapreciables las diferencias entre lo viejo y lo nuevo. Pero la intervención más notable de las realizadas en su exterior tiene que ver con su portada de piedra labrada, abierta en la cara norte de la torre, que antes lucía encalada y de la que se ha eliminado esta capa de cal, dejándola como la concibieron sus constructores y como era en un principio. El respeto por los valores patrimoniales de este BIC es tal, que esta laboriosa tarea se ha realizado con bisturí. La retirada de la capa de cal ha permitido redescubrir los bellos bustos de ángeles que adornan sus capiteles junto a otros elementos ornamentales.

Ya en el interior, la torre se muestra libre de la suciedad y los depósitos que se acumulaban, algunos de ellos -como las marcas de inscripciones y grafitis- consecuencia de actos vandálicos producidos hace años. También las aves han jugado un papel determinante en el deterioro del monumento, debido a la continua entrada de las mismas por los huecos abiertos en las carpinterías. Los efectos de sus excrementos eran evidentes en suelos, paramentos y escaleras. Para atajar definitivamente este problema, se restauran todas las carpinterías en mal estado, sustituyendo por completo las que no permitan su restauración. En las saeteras y en todos los pequeños huecos existentes se instalarán elementos de protección que impidan que entren las palomas. Las labores de limpieza se han aplicado asimismo a los paramentos de ladrillo y a los elementos de piedra que adornan las paredes. La intervención en el interior de la torre incluirá también el montaje de una nueva iluminación adecuada a los actuales requisitos normativos y estándares lumínicos, para que las futuras visitas que se prevé realizar al recinto sean del todo seguras.

Respecto a la puesta a punto de los jardines del entorno, tal y como los adaptara el arquitecto municipal Juan Talavera a principios del siglo XX para que acogiera el Museo Arqueológico Provincial, así han llegado hasta nuestros días. La actuación ha comenzado con una limpieza general de todos sus elementos -escaleras, muros, bancos, el pretil de la alberca y los parterres vegetales-, y seguirá con un tratamiento específico de todas las especies vegetales que pueblan el entorno para asegurarles el mejor estado posible. Después de limpiar y desbrozar, toca consolidar y restaurar con la reposición de todas las faltas detectadas en ornamentaciones, cornisas, carpinterías y cerrajerías. Una lenta y gradual recuperación de todas las piezas para que este recoleto jardín del convento de Santa Clara luzca al fin engalanado cuando acaben las obras.

 

 

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