RESTAURACIÓN DE ADORACIÓN VELASCO Y ANTONIO SELLER PARA SEVILLA

Salvador Guijo Pérez (05/01/2021)


 

 
 
Estado inicial

 

 

La pintura, que completa el programa iconográfico del coro bajo del monasterio sevillano de San Leandro, ha sido intervenida durante el último año por los restauradores Adoración Velasco y Antonio Seller. Una intervención que ha deparado importantes sorpresas en esta obra anónima de Escuela Sevillana y de importantes dimensiones, 193 x 135 cm. El convento de San Leandro expondrá en los próximos días la obra en su iglesia antes de que la misma pase a su ubicación en la clausura.

La obra representa la imagen de una mujer joven vestida con túnica blanca y con un manto azul sobrepuesto, con las manos juntas, en un fondo de nubes de tonos dorados y sostenida por una cascada de cinco angelotes que portan las azucenas de su pureza. Por nuestra formación dentro de una cultura católica, reconoceremos sin ninguna dificultad que estamos ante una imagen de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Esta iconografía que bebe de los modelos de la Tota Pulchra y la mujer apocalíptica se consolidó con posterioridad. En las primeras imágenes de Inmaculadas de Pacheco y de sus seguidores sevillanos, podemos observar que no siguieron sus propias indicaciones de poner a la Virgen la túnica blanca, como vemos en este modelo que evidentemente es una obra posterior. Esto se debió a la nueva moda que se irá imponiendo de cambiar el rojo carmesí por el blanco para seguir así la visión de Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas.

La obra está montada sobre un lienzo fijado a un bastidor. Se complementa con un marco de juguete de su misma época. Este se sitúa en el coro bajo haciendo copia con otro dedicado a Santa Rosa de Lima, ambos escoltan el altar retablo de la Virgen de la Granada, abadesa perpetua del monasterio.

 

 
 
Estado inicial

 

En la obra no se observaban repintes, pero sí alteraciones cromáticas en los pigmentos azules que han virado a un tono pardo muy oscuro. Lo más importante en el conjunto en cuanto al estado de conservación es el hecho de que en una limpieza anterior, más agresiva de lo deseado, se han producido barridos considerables que han dejado a la obra sin los matices responsables de crear volúmenes. Por otra parte, siguiendo un criterio un tanto "peculiar", en la limpieza se transformó el halo con las estrellas que rodea la cabeza de la Inmaculada Concepción, dejando barniz envejecido a modo de rayos. También presenta desgastes en la capa pictórica que dejan al descubierto un color gris oscuro usado como base en todo el cuadro, efecto especialmente molesto cuando se produce en los rostros (ángeles). Desgraciadamente, si a todo lo anteriormente expuesto sumamos el pasmado que afecta a la pintura debido a su exposición continuada a las condiciones de humedad de su ubicación, el resultado es una obra en la que, sin duda, existen diferencias insoslayables entre lo que pudo ser en origen y lo que es en la actualidad y, por tanto, presenta una distorsión en su lectura. Las actuaciones se han realizado en el taller de los conservadores, donde también se ha intervenido el marco.

Por su parte, la comunidad de religiosas agustinas que regenta el convento, ha agradecido enormemente la desinteresada actuación de los restauradores para la conservación de esta importante pieza.

 

 
 
Estado final

 

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