En el caso del Crucificado se llevó a cabo una consolidación estructural con cola orgánica y asentamiento de estratos levantados. Se trata de una obra de la escuela genovesa del siglo XVIII. La pieza presentaba especialmente los faltantes de varios dedos y la rotura de ambos brazos a la altura de las axilas. Además, una densa capa de suciedad superficial cubría y ocultaba los matices de la policromía.

La limpieza, especialmente delicada, se llevó a cabo con jabón neutro disuelto en agua desionizada y disolvente orgánico en zonas puntuales. Se reforzaron las roturas de ambos brazos mediante nuevas espigas de madera de pino, así como la sujeción del Cristo a la cruz, llevada a cabo con el mismo material.

El lienzo representando a San Sebastián, fechable en el siglo XVI, gozaba, junto al exvoto, del peor estado de conservación. Entre los daños destacaban un gran faltante provocado por un golpe, en la parte inferior izquierda, además de un amarilleamiento general del barniz.

Para su restauración fue necesario realizar un entelado completo a la obra, fijándolo a un nuevo lienzo de lino natural de trama semejante al original. Se adhirió utilizando gacha como adhesivo, que aportó al proceso la humedad que necesitaba el lienzo para devolverle la planitud. Con la limpieza físico-química y la posterior reintegración se devolvió la lectura completa a la obra.

De entre todas las obras restauradas por Carles Salafranca, destacaba por su particularidad la representación pictórica del Sagrado Corazón de Jesús, que se encontraba en buen estado de conservación.

La intervención conservativa, por tanto, se limitó a una consolidación puntual de la policromía, desinsectación del marco y consolidación con resina sintética. Se reintegraron los faltantes de soporte con resina epoxídica bi-componente y se estucaron y reintegraron cromáticamente las lagunas.

La última pieza intervenida ha sido un pequeño Exvoto del siglo XVIII, cuya principal alteración era la pérdida de policromía que impedía la completa observación de la obra.

La obra se consolidó con cola orgánica, asentando posteriormente el color. Se estucaron y nivelaron las lagunas. Debido a la cantidad de reintegraciones que eran necesarias, se optó por realizarlas con la técnica del puntillismo aplicando pigmentos al agua. Tras el barnizado, se retocó con pigmentos al barniz.