RESTAURACIÓN DE UN RETABLO EN SANTIPONCE (SEVILLA)

28/01/2006


 

 

El Monasterio de San Isidoro del Campo, situado en el municipio hispalense de Santiponce, fue fundado en 1301 por el matrimonio formado por Alonso Pérez de Guzmán y María Alonso Coronel, a partir de un privilegio concedido en 1298 por Fernando IV, con el fin de que la noble pareja dispusiera de un recinto sagrado para su enterramiento y como testimonio de su fe cristiana.

La iglesia se edificó sobre una ermita mozárabe que, según la leyenda, era el lugar donde descansaban los restos mortales de San Isidoro hasta su traslado a la Colegiata de León, en el año 1063. Unida al primitivo templo, Juan Alonso, hijo de Pérez de Guzmán, construyó otra nave a modo de iglesia anexa y para los mismos fines, siendo ambas desde entonces conocidas como las iglesias gemelas.

Precisamente, en la cabecera de esta segunda iglesia se halla el retablo que está siendo restaurado por un grupo de profesionales bajo la dirección y supervisión de Jesús Mendoza Ponce. La intervención consiste en la consolidación de los anclajes al muro de los cuerpos inferiores del retablo, reintegración de los fragmentos desprendidos, limpieza superficial y fijación de las partes doradas y policromadas. Para ello, se ha montado un taller de restauración en la propia iglesia y se han instalado una serie de paneles explicativos del proceso que podrán ser consultados por los visitantes. Así mismo, los miércoles, jueves y viernes, a las 12:00 horas, los propios restauradores atenderán al público para explicarles con todo detalle las tareas de reparación del retablo que se vienen llevando a cabo.

El retablo es una pieza atribuida al ensamblador zamorano Jerónimo Balbás o a un miembro de su círculo. Ha sido fechada en torno a 1730 y en su zona central se venera un valioso Calvario, con el Santo Cristo y las figuras de la Virgen y San Juan Evangelista, estas dos últimas del Círculo de Hita del Castillo y coetáneas a la ejecución del retablo. En las calles figuran las tallas de bulto redondo de San José y San Juan Nepomuceno y los altorrelieves de Santa Bárbara y Santa Catalina. En el centro del ático figura un altorrelieve de Santa Paula y San Jerónimo en Belén, mientras que en las esquinas se hallan sendos simulacros de San Cornelio y San Geroncio. Flanqueando el retablo y sobre unas ménsulas, se encuentran las figuras de San Sebastián y San Joaquín, ésta última la única del conjunto modelada en terracota policromada. Salvo la hechura del Santo Cristo y de San Sebastián, ambas del Quinientos y la primera de ellas vinculada al arte de Jerónimo Quijano, el resto se relaciona con el Círculo de Benito de Hita y Castillo y son coetáneas a la ejecución del retablo.

La restauración se enmarca dentro de las actividades de recuperación que la Junta de Andalucía viene desarrollando en el monasterio desde su reapertura al público, hace ya casi cuatro años. El edificio, habitado por las órdenes jerónima y cisterciense, sufrió la exclaustración en 1835 con motivo de la Desamortización de Mendizábal. Posteriormente, y hasta tiempos recientes, sirvió de correccional femenino y de fábrica de tabaco y de cerveza. En 1956 vuelven los jerónimos para ocuparlo hasta 1978, año en el que lo abandonan definitivamente. Tras doce años de tareas reparadoras, el cenobio abrió de nuevo sus puertas a los visitantes en julio de 2002.

En este monasterio, primer edificio declarado Monumento Artístico Nacional en la provincia de Sevilla (1872), se inició a mediados del XVI la traducción al castellano de la Biblia y, en su interior, se leyeron y tradujeron libros que versaban sobre el Protestantismo y estaban prohibidos por la Santa Inquisición, de ahí que muchos de sus monjes fueran perseguidos, encarcelados e incluso algunos ejecutados en auto de fe.

Su patrimonio artístico no es más calculable que el histórico, pues junto al espectacular Retablo Mayor, obra cumbre de Juan Martínez Montañés, se hallan el llamado Claustro de los Muertos, el Claustro de los Evangelistas (en la fotografía, decorado con frescos que datan de los años 1431-1436), la Sacristía y la Sala Capitular (decoradas según los modelos de San Lorenzo del Escorial), el refectorio, el Claustro Gótico, la arquitectura mudéjar y su torre barroca, así como relicarios, vidrieras y tallas religiosas de mérito.

 

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