TESOROS DE COMPOSTELA

31/07/2025


 

 

Desde ayer puede visitarse en el Pazo de Xelmírez la exposición Tesouros de Compostela.  O legado Ángel (Tesoros de Compostela. El legado Ángel), conformada por una selección de obras realizadas por Joyería Ángel en sus talleres de Santiago, Ourense y Vigo, desde la década de 1930 hasta 2003. Se trata de creaciones en oro, plata, esmalte o marfil, principalmente vinculadas al ámbito litúrgico, varias de ellas pertenecientes a la Catedral de Santiago. A ellas se suman otras piezas propiedad de la familia, fruto de diversas adquisiciones realizadas a lo largo de los años.

Esta exposición, formada por la Colección Ángel, es el resultado del aprecio y la sensibilidad de varias generaciones de una familia compostelana por la estética, el gusto y la preservación de aquellos objetos que formaron parte tanto de su patrimonio como del uso de los habitantes de la ciudad de Santiago y de Galicia. Ese aprecio y afán de protección se inicia en el siglo XIX con el espíritu de los gabinetes de curiosidades, de carácter exótico, y llega hasta el día de hoy.

La Colección Ángel agrupa una extensa variedad de materiales arqueológicos, decorativos, artísticos y funcionales de diferentes épocas, la gran mayoría de ellos, vinculados a la ciudad de Santiago de Compostela. Se trata de un extenso catálogo de objetos habituales en el ajuar de muchos compostelanos que incluye joyería, orfebrería, escultura, artes decorativo-suntuarias, bibliofilia, etcétera.

Las piezas expuestas en Tesoros de Compostela. El legado Ángel permiten comprobar la impronta y el gusto que tuvieron los maestros locales, la influencia de los talleres internacionales y, también, el bagaje de la escultura e imaginería religiosa compostelana. Además, se puede visualizar la evolución en el tiempo de las obras y las técnicas de producción. Observando esta exposición será posible entrar en las casas de los compostelanos que nos precedieron y conocer una parte de los objetos que los acompañaron en cada momento, así como descubrir también la destreza, el gusto y las habilidades de los artesanos que los crearon.

 

 

Situándonos en los inicios del siglo XX, podemos decir que Santiago continuaba siendo una ciudad donde las mal llamadas artes menores se seguían desarrollando de forma simultánea en diferentes zonas de su casco urbano, destacando tallistas, orfebres y azabacheros, entre otros.

La Catedral y las numerosas órdenes religiosas habían creado, y continuaban creando, unas necesidades de ornato que demandaban artistas de distintas disciplinas. Paralelamente a estas necesidades religiosas, la aristocracia y la burguesía de la ciudad reclamaban también objetos civiles decorativos y de uso.

En este contexto, el santiagués Antonio Cimadevila, siguiendo la estela de sus antepasados José Ventura Lorenzo y Miguel Bruzos Cimadevila, se traslada a Ourense, donde abre en la década de 1920 la joyería Cimadevila. Allí se muda entonces su sobrino, el también compostelano Ángel Iglesias González, que se forma en la joyería de su tío. Transcurridos unos años, Ángel abre su propio negocio en la misma ciudad, al que sumará en 1948, junto a su hermano José, la joyería de Santiago de Compostela, que regirá este último hasta el año 2008. José conservará para la misma el nombre de Joyería Ángel, en honor a su hermano, fallecido en 1962.

Ese ambiente compostelano, en el que se respiran tan variadas y diferentes artes, motiva a Ángel y a José Iglesias a concebir las obras de orfebrería y joyería como multidisciplinares. Por ello, en los trabajos del taller de Joyería Ángel es frecuente encontrar talla en marfil, madera de boj, joyería y esmalte.

Entre los trabajadores de Joyería Ángel en sus talleres de Santiago, Ourense y Vigo, encontramos nombres como Ángel Marcuño, Florián Rodríguez Porto, Higino Lorenzo Quintana o Antonio Arribas.

Incorporan también la llamada "filigrana compostelana" con profusión en algunas de sus obras, tanto en joyería como en orfebrería, convirtiéndola en ocasiones en seña de identidad. Como ejemplo de esa tarea multidisciplinar, se puede contemplar en el pasillo central una selección de diferentes trabajos que son referente del arte y el oficio en Compostela.

 

 

Tres son los lugares principales de peregrinación en la cristiandad, y Santiago es, en su origen, uno de ellos. Podemos datar el comienzo documentado de este fenómeno en el año 333 en un relato de un peregrino de Burdeos a Tierra Santa, si bien ya hay indicios del mismo en el siglo III.

Estas primeras peregrinaciones no contaron con el beneplácito de los Padres de la Iglesia. El primer jubileo propiciado por el papado fue el decretado en 1300 por Bonifacio VIII, que promovió la peregrinación a Roma con la indulgencia plenaria. Respecto a Santiago, según algunas fuentes, en el siglo XI era ya un lugar europeo de peregrinaje; para otros, es el papa Calixto II quien otorga el privilegio de celebrar a partir de 1126 el año santo compostelano; finalmente, Alejandro III le concede en 1179 el carácter perpetuo (Bula Regis Aeterni), si bien algunos historiadores rechazan este documento como original. Asimismo, se puede afirmar que el rey Fernando III peregrina a Santiago en torno al año 1230; este hecho está representado en labra de piedra en el ábside de la iglesia de Santiago en Turégano (Segovia).

La peregrinación como fenómeno cultural genera en torno a sí, además del hecho pío, necesidades paralelas, una de ellas de ámbito fabril, lo que motiva la aparición de distintas actividades de carácter artístico en las ciudades. Es el concepto de reliquia/recuerdo la principal de ellas: un objeto que el peregrino llevará de regreso a su casa, santificado o como emblema. Asimismo, dará lugar a la ampliación y ornato de los distintos edificios, sobre todo religiosos, que irán conformando estas ciudades. De entre todas ellas, tres, en la cristiandad acabarán siendo centros singulares de peregrinación: Jerusalén, Roma y Santiago.

En Tesoros de Compostela. El legado Ángel se pueden observar objetos, obras y documentos de esta índole. Desde piezas arqueológicas hasta joyas de diversos tipos, pasando por marfiles, porcelanas, piezas de cristal, azabaches, textiles, manuscritos y libros impresos, relojes, esmaltes, platería, esculturas y documentos bibliográficos.

 

 

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