Esta talla completa del Ecce Homo o Cristo presentado al pueblo por Pilato comenzó a ser esculpida el año pasado por el artista manchego, quien la ha ido realizando libremente y sin prisas, mimando todos sus detalles tanto en la anatomía, como en las señales del maltrato recibido por golpes, latigazos y otras lesiones.

La imagen de Jesús aparece de pie, en "contrapposto" muy suave, sosteniendo la caña con la mano derecha, mientras la izquierda se abre como si se ofreciera a la plebe, dispuesto ahora tras el castigo físico a recibir, con sumisa resignación, la condena de quienes días antes le aclamaban con júbilo.

El escultor ha cuidado con detalle otros elementos que componen la obra, como la clámide que deja en parte descubierta la espalda lacerada, el voluminoso paño de pureza manchado de sangre o la gruesa soga que parte del cuello y acaba en los brazaletes con grilletes que limitan los movimientos del reo.

Es una figura de tamaño natural (175 cm), tallada en madera de tilo con un peso de 80 kg. Su autor ha querido mostrar un rostro que desprenda amor y dulzura pese a los azotes y el escarnio sufridos. La cabeza, ya coronada de espinas, presenta también los cabellos y la barba, oscuros y en ondas, empapados de sudor y sangre.