UN CRUCIFIJO DEL SIGLO XVIII PARA LA CELDA DE SANTA TERESA EN ALBA DE TORMES

26/10/2025


 

 

La celda de la muerte de Santa Teresa de Jesús, en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes (Salamanca), ha incorporado una escultura policromada de Cristo crucificado del siglo XVII, recientemente restaurada por las especialistas Carmen Diego Espinel y Carmen Fernández Bermejo.

La talla, de pequeñas dimensiones pero gran valor artístico y devocional, ha sido colocada sobre el altar de la celda donde la mística de Ávila pasó sus últimos días. Se trata de un espacio austero y cargado de significado espiritual, fundado por Teresa en 1571 y donde falleció en 1582. Tras su beatificación (1614) y canonización (1622), la celda fue redecorada según el gusto barroco de la época, incorporando un pequeño altar, pinturas conmemorativas del tránsito de la santa y hornacinas para imaginería religiosa. Con el paso del tiempo, en el siglo XIX, se añadió la imagen yacente de Santa Teresa, completando la transformación del espacio en una capilla memorial del tránsito.

El Cristo restaurado, tallado en madera de conífera policromada al óleo y con una peana que representa el monte Calvario, formó parte durante siglos del retablo mayor de la Basílica de la Anunciación.

 

 
 

 

La intervención se ha centrado en tareas de conservación y limpieza, respetando la pátina original y recuperando los tonos y volúmenes que el paso del tiempo había oscurecido. El proceso incluyó la retirada de repintes, el cierre de grietas y consolidación del soporte, la reintegración cromática reversible y la aplicación de una protección final con resina sintética. En todo momento se buscó preservar el carácter original de la pieza sin añadir elementos ajenos ni realizar reconstrucciones innecesarias.

Con esta restauración, el Cristo crucificado vuelve a su función devocional en un entorno de excepcional valor espiritual y patrimonial. La presencia de esta obra en la celda de Santa Teresa de Jesús ofrece a los peregrinos y visitantes una experiencia más completa de recogimiento y contemplación, uniendo arte, historia y fe en el lugar donde Teresa de Jesús culminó su camino de unión con Dios.

El recorrido expsositivo del convento termina precisamente en esta celda abierta en la planta baja del claustro, que como hemos apuntado está como ha llegado hasta nuestros días tras las reformas y alhajamientos del Barroco que han sido respetados por ser parte de la devoción teresiana. En ella quedó instalada la santa cuando llegó gravemente enferma el 20 de septiembre de 1582 y allí pasó la mayor parte de su enfermedad, muriendo el 4 de octubre.

 

 

Fotos: Carmelitas Descalzos OCD Ibérica

 

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