RESTAURADA UNA INMACULADA SALMANTINA DEL CÍRCULO DE GREGORIO FERNÁNDEZ

11/07/2025


 

 
 

 

Esta talla de la Inmaculada Concepción, anónima pero claramente inspirada en el estilo de Gregorio Fernández, estaba emplazada originalmente en la capilla del Colegio de Carvajal, ya desaparecido, y fue allí donde sufrió las consecuencias de un incendio que ocultó su policromía y la dejó totalmente ennegrecida.

El Cabildo de la Catedral decidió recuperar esta imagen a través del Centro de Conservación y Restauración de la Fundación Las Edades del Hombre, que tras seis meses de trabajo ha vuelto con su policromía y luz original. La Inmaculada se ubicará en la capilla de Santa Catalina.

Beatriz Martín, la restauradora que ha recuperado la talla, confirma que había perdido elementos originales como la mandorla de rayos o la corona, y aún conserva las huellas físicas de su antigua colocación.

En cuanto a sus características materiales, el soporte está realizado en madera de pino tallada y ensamblada, con una fina capa de estuco como preparación. La policromía original, que se conserva en gran parte, fue aplicada con técnicas diversas: carnaciones al óleo, estofados sobre dorado al temple y temple al huevo en el manto, que incorpora también decoración en oro y motivos florales. La media luna a sus pies, aunque hoy oscurecida, fue en origen plateada como indican los restos visibles.

 

 
 

 

Beatriz Martín relata que el estado de conservación inicial de la Inmaculada Concepción era muy delicado porque la imagen llegó completamente ennegrecida, como consecuencia del llamado "efecto horno", que se trata de una exposición prolongada a altas temperaturas pero sin contacto directo con las llamas. Esto había provocado pérdida de aglutinantes, exudación de resinas, deformaciones, grietas, levantamientos de la policromía, e incluso pequeñas ampollas, especialmente en las carnaciones. También se detectaron lagunas de color, zonas repintadas (como la peana) y acumulación de barnices oxidados.

Antes de intervenir, se realizaron pruebas con microscopía y luz ultravioleta para asegurarse de que no existían repintes ocultos y se confirmó que buena parte de la policromía era original.

Como medida preventiva, la talla fue sometida a un tratamiento de desinfección anóxica durante 21 días en una burbuja estanca, siendo reducido el oxígeno para eliminar cualquier rastro de xilófagos.

La restauración se abordó con criterios de mínima intervención, reversibilidad y respeto por el original. Como concretaba la restauradora, "se consolidaron las zonas frágiles con colas naturales, se aplicaron geles específicos para retirar la suciedad sin afectar la pintura y se reconstruyeron los volúmenes perdidos (como una esquina del manto) con técnicas modernas y respetuosas". Las lagunas de color se reintegraron con acuarela y pigmentos al barniz mediante técnicas discernibles, y finalmente, se aplicó una capa protectora de barniz satinado.

 

 
 

 

Fotos: Óscar García Rodríguez

 

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