Divina Pastora de nuestras almas. Imagen sedente de vestir, de aproximadamente 1 m de altura, realizada en terracota policromada al óleo, con brazos articulados. Obra del escultor e imaginero sevillano Israel Redondo sin previo encargo de ningún cliente, modelada en su domicilio, al no poder acudir a su taller, durante los primeros meses del confinamiento al que nos vimos sometidos a causa de la pandemia del Covid-19.

Según Redondo, "en estos tiempos difíciles que estamos viviendo, nos hemos visto abocados a cambios drásticos en nuestras manera de vivir. A mediados del mes de marzo, los niños dejaron de ir al colegio y se quedaban en casa todo el día. Eso, unido a las restricciones de movilidad, hacía que no pudiéramos salir de casa. Pero no hay pandemia que pare las inquietudes artísticas. Son muchos los compañeros que en ese tiempo privado de libertad han dedicado su horas a lo que mejor saben hacer, a crear. Quizás, sacando algo positivo de esta horrible pesadilla, este tiempo haya servido para poder realizar algunos proyectos que un artista siempre tiene mente, pero que nunca puede realizar por falta de tiempo debido a la vorágine de los encargos".

Para el artista, con obras como la Divina Pastora "se disfruta y se aprende muchísimo. Sin estar encorsetado ni supeditado al gusto de ningún cliente. Fue hecha en un tiempo privado de libertad por estar encerrado en casa, pero lleno de libertad creativa. Trabajar por la satisfacción personal de realizar lo que verdaderamente te gusta y te nace. Obras que, más allá de valor artístico, adquieren un valor sentimental. Y en este caso, por muchas de las circunstancias que rodean a esta imagen, es mucho su valor sentimental. Son privilegios que puede permitirse quién verdaderamente tiene suerte de trabajar en lo que es su pasión".

La devoción a la Divina Pastora de las Almas tiene su origen en el siglo XVIII, en el convento sevillano de las santas Justa y Rufina de los padres capuchinos. En 1703, el fraile Isidoro de Sevilla tuvo una visión en la que la Virgen María aparecía vestida de pastora rodeada de ovejas, origen de la devoción a la Divina Pastora de las Almas. El fraile pidió al pintor Alonso Miguel de Tovar un cuadro que recreara dicha imagen.

Desde entonces son muchas las versiones que diferentes artistas, tanto pintores como escultores e imagineros, han realizado sobre la referida iconografía a lo largo de la historia del arte. Israel Redondo crea con esta obra que hoy presentamos, su propia visión personal de esta popular advocación mariana.