El pasado día quince de febrero se presentaba en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Cabra (Córdoba) la última obra salida del obrador del egabrense Luis Fernando Peñalba Corpas. Se trata de una imagen de la Virgen Dolorosa, realizada sin encargo previo y a disposición de cualquier interesado, de tamaño natural, para vestir, en madera de cedro, policromada y encarnada al medio pulimento.

Desarrolla aquí el autor su modelo ideal de Dolorosa juvenil, de grandes ojos almendrados, de mirada baja y melancólica, y párpados levemente entornados. Lleva pestañas de pelo natural. Las cejas son finas y rectas, peleteadas con delicadeza. La nariz es hermosa y recta, con las aletas apenas desplegadas. Y la boca, muy menuda; aparece entreabierta y deja ver la dentadura. Los labios han sido finamente dibujados, mostrando un suave volteo el inferior.

La hermosa cabeza tiene frente amplia frente y mejillas laxas sobre las que se deslizan cinco lágrimas de cristal; un hermoso hoyuelo timbra la barbilla. El cuello es largo y suavemente anatomizado; se gira levemente imprimiendo un movimiento hacia la izquierda apenas insinuado. El pelo ha sido tallado completamente a base largos mechones que dejan asomar los lóbulos de las orejas; se recogen en moño a la altura de la nuca. Las manos tienen dedos dedos largos y finos, articulados con naturalidad.

La carnación de la imagen es pálida, levemente sonrosada y muy rica en matices, terminada al medio pulimento y patinada con suavidad. Se daba a conocer la imagen en la capilla de San Antonio del citado templo egabrense, aderezada por su propio autor. Vestía manto y saya de capilla cedidos por la Archicofradía de la Soledad y Quinta Angustia de Cabra; la corona pertenece a la Dolorosa de Consolación de Cabra.