NUEVA OBRA DE CARLOS MARQUÉS PÁMPANO

Con información del autor (21/10/2022)


 

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Primera dolorosa del joven autor que lleva por advocación la de María Santísima de la Encarnación, en honor a su madre. Se trata de una imagen vestidera de 60 cm de altura, realizada en terracota (busto y manos) y madera (candelero y brazos). Está dotada de una policromía nacarada, realizada al óleo y bruñida, siguiendo modelos propios de la imaginería clásica de la Escuela andaluza. Además, posee ojos de cristal (pintados a mano en tonos verdosos y marrones, al igual que los de la madre del imaginero), cinco lágrimas de cristal artesanales y pestañas superiores de pelo natural; todos estos postizos realizados también en su estudio-taller.

La imagen, de rasgos intimistas, representa a la Santísima Virgen dolorosa. Marqués Pámpano huye de un excesivo dramatismo y apuesta por una representación que evoque la resignación y el abatimiento. Se presenta con un llanto ahogado, una expresión de dolor casi aniñado pero reflejado en el rostro de una mujer adulta; evocando esta característica la pureza de la Virgen. Con su mano derecha acerca un pañuelo de encaje a su rostro, mientras inclina levemente su cabeza y baja la mirada hasta el propio manípulo. Es, por tanto, una representación que no busca el contacto directo con la persona que la contempla, sino más bien incluir al espectador dentro de la escena, ser observadores directos del llanto sostenido de María.

Esta imagen mariana no nace como un encargo, sino como una propuesta de Santiago Delgado Carrera, maestro del artista; de hecho, Marqués Pámpano nos comenta que "su consejo, ayuda y apoyos han sido decisivos para esta obra". Al estar concebida como un estudio de Virgen dolorosa, el escultor ha tenido total libertad para crear una obra desde cero, sin ningún tipo de condicionante externo.

Para el modelado y ejecución de María Santísima de la Encarnación se estudiaron multitud de imágenes marianas, sin ceñirse el autor en ningún momento a un simulacro en concreto, abarcando desde obras modernas como la antaño incomprendida Virgen de las Tristezas, titular de la hermandad sevillana de la Vera Cruz (Antonio Illanes, 1942), hasta dolorosas puramente barrocas, gubiadas por autores como el célebre Pedro de Mena, entre otros. Así pues, su autor ha llegado hasta una representación de reminiscencias románticas, que tiene por finalidad presidir su estudio-taller y supervisar todos sus trabajos, como ya hicieran tantos otros creadores de escultura sacra o imaginería, continuando así una tradición más que arraigada.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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