DOS OBRAS DE VILLABRILLE Y RON EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE ASTURIAS

29/01/2021


 

 

Procedentes del Museo Nacional de Escultura (MNE) llegan al Museo de Bellas Artes de Asturias dos tallas en madera policromada del escultor Juan Alonso Villabrille y Ron (Argul, Pesoz, Asturias, hacia 1663 - Madrid, hacia 1732) como piezas incluidas dentro del programa La Obra Invitada.

Las dos figuras representan a San Agustín de Hipona, Padre de la Iglesia y remoto fundador de la orden que lleva su nombre, y Santa Rita de Casia, monja agustina italiana del siglo XV que fue beatificada en 1627. Fueron realizadas entre los años 1700 y 1732.

Esta pareja de obras, que ingresó en las colecciones del MNE con la adquisición de la colección perteneciente al conde Güell, fueron realizadas para el convento de monjas agustinas recoletas de Santa María Magdalena de Alcalá de Henares (Madrid). De allí salieron en los primeros años del siglo XX, pues en 1925 se reseñan ya en el catálogo redactado por el conde de Güell, erróneamente identificadas como San Joaquín y Santa Catalina. Gracias a las fotografías conservadas en el IPCE de ambas esculturas previas a su enajenación -venta que paradójicamente significó su supervivencia, pues el resto del patrimonio del convento alcalaíno se perdió en la Guerra Civil-, ha sido posible identificar correctamente su iconografía.

El programa La Obra invitada tiene como misión traer al Museo de Bellas Artes de Asturias, durante un periodo aproximado de tres meses, destacadas obras procedentes de coleccionistas particulares o de otras instituciones nacionales e internacionales que contribuyan a reforzar el discurso de la colección permanente.

En algunos casos la elección permite profundizar en aspectos ya contemplados en la propia colección de la pinacoteca y, en otros, permite cubrir lagunas que en ella puedan detectarse.

En esta ocasión, las esculturas del asturiano Villabrille y Ron nos acercarán a la obra de un autor que no está presente en el discurso permanente del museo asturiano y que, sin duda, fue uno de los artistas más cualificados y sobresalientes de los activos en la Corte en las décadas iniciales del siglo XVIII.

Frente a su usual representación como obispo revestido de pontifical, San Agustín de Hipona escenifica en esta obra el episodio del encuentro con el niño que intenta inútilmente sacar el agua del mar con una concha, metáfora de la imposibilidad de explicar el misterio de la Santísima Trinidad, lo que justifica el gesto perplejo y el ademán de sorpresa del santo.

Respecto a Santa Rita de Casia, llevó unos atributos, hoy desaparecidos: un crucifijo en su mano derecha, al que contemplaba arrobada, y en su mano izquierda una gran palma con tres coronas ensartadas, alusivas a los padecimientos sufridos durante su vida en sus sucesivos estados de doncella, casada y monja.

Las esculturas estarán expuestas hasta el próximo 9 de mayo en la sala 4 de la pinacoteca (Palacio de Velarde. Calle de Santa Ana 1, Oviedo) donde dialogarán con algunas de las pinturas barrocas de su colección permanente. El horario es el siguiente: martes a viernes, de 10:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:30 horas; sábados, de 11:30 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 11:30 a 14:30 horas.

 

 

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