NUEVA OBRA DE ORFEBRERÍA RAMÓN LEÓN PARA SEVILLA
05/04/2025
Nuevos respiraderos del paso de María Santísima de Guadalupe (Luis Álvarez Duarte, 1965), dolorosa titular de las Hermandad de las Aguas (Sevilla). Los respiraderos tienen un diseño etéreo y elegante en el que los calados caracterizan todas las piezas del conjunto, evitando la pesadez de las obras opacas y demasiado arquitectónicas. Es un diseño muy personal de Ramón León Losquiño, y lleno de simbolismos ya que toma su inspiración en símbolos de la ciudad de Sevilla relacionados con dicha hermandad, así como los de la propia advocación de Guadalupe en su origen, desde Extremadura hasta el Nuevo Mundo. Jarras luminarias forman también parte del mismo. El perfil de la moldura superior es sinuoso como el que recorre el río Guadalupe en su trayecto, origen primario que dio nombre a la advocación de la Virgen de Guadalupe extremeña allá por el siglo XIII. Esta imagen fue coronada en 1928 como Reina de la Hispanidad y en el siglo XVI su advocación pasó a México para dar nombre a la Virgen aparecida al indio Juan Diego, siendo allí nombrada con el devenir del tiempo patrona de México y América. No es solamente en este detalle de las molduras donde se recogen símbolos de la advocación de Guadalupe, puesto que, para reconocer tan importante título de Reina de la Hispanidad, se han representado en bulto redondo a las patronas de todos los países hispanos en el respiradero, concretamente en cada eje de varal. Cada una de dichas patronas dan fuerza y riqueza iconográfica al conjunto estético y son reflejo de la unión del Viejo Mundo con el Nuevo, para lo que Sevilla, puerto y puerta de Indias, fue clave. |
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En el centro del frontal, presidiendo todo el conjunto, figura la que es patrona de México y heredera de la advocación extremeña, representada entregando las rosas de Castilla al indio San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, a quien se le apareció la Virgen hasta cuatro veces. Tras la primera aparición, ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga, para decirle que era voluntad de la Señora que se le erigiera un templo. El obispo mostró escepticismo y pidió una prueba a Juan Diego. En la última aparición de la Virgen, y por orden suya, Juan Diego llevó en su ayate unas rosas que cortó en el Tepeyac, se dirigió al palacio del obispado y desplegó su ayate ante el obispo Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos. Esta escena la contempla un pájaro mexicano tzinitzcan, pues con su canto anunció la aparición de la Reina del Cielo a Juan Diego. Las rosas que la Virgen entrega al santo nacen en la citada escena, pero se extienden y rodean todo el respiradero, siendo prueba y muestra de la verdad de la fe del pueblo sevillano cada Lunes Santo. Son rosas realizadas como flores exentas que van descansando sobre las molduras y ménsulas del respiradero. La estructura ornamental de este respiradero tiene inspiración en los paños de sebka de la Giralda, de filiación almohade, con sus cruces de líneas que crean espacios en los que en unos van las patronas hispanas, en otros las rosas guadalupanas y en otros ornamentación vegetal. Las flores de jara, características de Extremadura, aparecen también en estos cruces. En las cuatro esquinas, querubines crean la sensación de elevar y procesionar todo el conjunto en homenaje a los costaleros que con su esfuerzo permiten a la Hermandad de las Aguas cumplir su estación de penitencia. Remata la escena central en la parte superior una corona inspirada en la fantástica obra del insigne orfebre Fernando Marmolejo que también remata el altar de la Hispanidad de la Basílica de la Esperanza Macarena. Por último, el reconocido taller sevillano Orfebrería Ramón León quiere pone en valor la gran colaboración que han tenido en la ejecución de esta obra con el escultor e imaginero Álvaro Abrines, autor de los modelos de todas las imágenes que figuran en el respiradero. |
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