Los trabajos de restauración, que han sido efectuados durante diez meses por los profesionales del Centro de Restauración de la Región de Murcia (CRRM), estuvieron precedidos de una serie de estudios que incluyeron radiografías y fluorescencia inducida por la luz ultravioleta.

El proceso de intervención comenzó con una limpieza física-química en la que fueron retirados los barnices oxidados y los repintes, todo ello fruto de una intervención realizada en décadas anteriores, recuperando así la policromía original de la obra, en bastante buen estado en el cuerpo del Cristo. Es importante subrayar la importante abrasión que presentaban los dos pies de la imagen, con prácticamente toda la policromía barrida como consecuencia de la devoción de los fieles, que suelen pasar la mano por esa zona concreta.

A continuación se procedió a separar los fragmentos del brazo derecho que habían sido mal encolados, rectificando en lo posible los errores de encolado. Igualmente, se consiguió recuperar en más de un 75 % la separación que presentaba el tablón del pecho respecto al resto del torso. Todo lo anterior se debe, probablemente, a una caída contra el suelo que sufrió la imagen en los disturbios de la Guerra Civil. Acabado este proceso, se encajaron las piezas de madera que se encontraban separadas y se llevó a cabo la fase de estucado, que sirve para nivelar la superficie con el fin de proceder a la reintegración cromática diferenciada, finalizando el trabajo con un barnizado final de protección.

Eclipsada durante siglos por la inigualable maestría de su hijo Francisco, la obra de Nicolás Salzillo (Santa Maria Capua Vetere, 1672 - Murcia, 1727) dominó bien las técnicas escultóricas tanto en madera como en piedra, y a pesar del listón tan alto que el francés Nicolás de Bussy había dejado en la imaginería de la ciudad de Murcia, nuestro artista consiguió triunfar pese a sus limitaciones, siendo apreciado y valorado como un buen escultor.